Muchos de nosotros con trauma no procesado somos perfeccionistas en nuestro comportamiento: aprendimos que para que nuestros padres nos amaran debíamos comportarnos y ser perfectos.
Hay otra forma insidiosa de perfeccionismo que aprendimos: perfeccionismo emocional.
Esto puede ser debido a que nuestros cuidadores no sabían como manejar ninguna de nuestras emociones, entonces inconscientemente nos enseñaron a siempre parecer ok en el exterior.
Sin embargo, hay un precio para este estar ok.
Cuando no sentimos ni expresamos nuestras emociones, se quedan bloqueadas en nuestro cuerpo como energía.
Tememos cualquier emoción distinta a la alegría perfecta y los estados emocionales “normales” y “ok”.
Esta energía carga de estrés nuestros cuerpos y cuando se acumula, podemos incluso experimentar enfermedad física.
Es crucial para nosotros aprender a liberar el perfeccionismo emocional y aprender cómo sentir nuestras emociones para que podamos sanar y lograr nuestras visiones de vida.
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