vendredi 29 mars 2019

La cultura de la culpa - Borja Vilaseca

Con la finalidad de preservar la inocencia con la que nacimos, solemos quejarnos y victimizarnos constantemente, culpando a los demás, a nuestras circunstancias e incluso a la vida por todo lo ‘malo’ que nos sucede.
Caminando por un prado, un granjero se encontró un huevo de águila. Lo metió en una bolsa y, una vez en su granja, lo colocó en el nido de una gallina de corral. Así fue como el aguilucho fue incubado y criado junto a una nidada de pollos. Al creer que era uno de ellos, el águila se limitó a hacer durante toda su vida lo mismo que hacían todos los demás. Escarbaba en la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, imitando así el vuelvo del resto de gallinas.
Los años fueron pasando y el águila se convirtió en un pájaro fuerte y vigoroso. Y un buen día, divisó una magnífica ave que planeaba majestuosamente por el cielo. El águila no podía dejar de mirar hacia arriba, asombrado de cómo aquel pájaro surcaba las corrientes de aire moviendo sus poderosas alas. “¿Qué es eso?”, le preguntó maravillado a una gallina que estaba a su lado.
“Es el águila, el rey de todas las aves”, respondió cabizbaja su compañera. “Es todo lo contrario de lo que somos. Tú y yo hemos nacido para mantener la cabeza agachada y mirar hacia el suelo.” Y así fue como el águila nunca más volvió a mirar hacia el cielo. Tal como le habían dicho, murió creyendo que era una simple gallina de corral.
LA SOCIEDAD PREFABRICADA
“Estamos produciendo seres humanos enfermos para tener una economía sana.”
ERICH FROMM
La sociedad es un fiel reflejo de cómo pensamos, somos y nos comportamos la mayoría de individuos. Y en paralelo, cada uno de nosotros es una creación hecha a imagen y semejanza de la manera de pensar, de ser y de comportarse de la sociedad. Y más allá de potenciar nuestras fortalezas y cualidades innatas, la maquinaria del sistema capitalista nos ha convencido, al igual que le sucedió al aguilucho, de que somos simples gallinas de corral. Por eso solemos vivir limitados por nuestros miedos, frustraciones y carencias.
De hecho, el crimen más grande que se ha cometido en contra la humanidad ha sido –y sigue siendo– condicionar la mente de los niños con falsas creencias que obstaculicen su propio descubrimiento de la vida. A esa edad, todos somos inocentes. No podemos defendernos de la poderosa influencia que la sociedad ejerce sobre la construcción de nuestro sistema de creencias y, por ende, sobre la creación de nuestra identidad.
Debido a nuestra incapacidad para discernir, cuestionar y decidir, a lo largo de nuestra infancia no nos queda más remedio que creernos las normas, directrices y dogmas que nos son impuestos desde afuera. Por más que a este proceso le sigamos llamando «educación», en realidad es más certero denominarlo «cadena de montaje». De ahí que muchos sociólogos afirmen que formamos parte de una «sociedad prefabricada».
EL FIN DE LA INOCENCIA
“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad.”
(Karl Menninger)
Generación tras generación, los adultos vamos proyectando de forma inconsciente nuestra manera de ver y de comprender el mundo sobre los más pequeños. Cabe recordar que cuando nacen, los niños son como una hoja en blanco: limpios, puros y sin limitaciones ni prejuicios de ningún tipo. De hecho, la palabra «inocencia» procede del latín «innocentia», que significa «estado del alma limpia de culpa». Es decir, aquello que los adultos, ya prefabricados, solemos anhelar constantemente.
No obstante, en general somos personas victimistas. Por eso el victimismo se ha convertido en uno de los rasgos más destacados de la sociedad contemporánea. Y dado que a nivel emocional sólo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos cultivado en nuestro interior, entre todos hemos creado y consolidado «la cultura de la culpa». Así, la mayoría de seres humanos intentamos diariamente eludir cualquier tipo de responsabilidad, poniendo de manifiesto nuestra falta de madurez. Y como no, se trata de una limitación que terminamos inculcando sobre las nuevas generaciones.
Entre otros ejemplos cotidianos, es común ver a un niño pequeño chocar contra una mesa y caerse al suelo. Y puesto que el golpe le ha producido dolor, en ocasiones se pone a llorar. Su llanto suele llamar la atención del adulto que lo está cuidando en ese momento, que enseguida corre para atenderlo. Si bien la mesa es un objeto inerte, carente de voluntad y libre albedrío, el cuidador, con todas sus buenas intenciones, comienza a gritar «¡mesa mala!, ¡mesa mala!» Estas acusaciones suelen tranquilizar al niño, que a su vez comienza a imitar a su tutor, culpando a la mesa del golpe y de su dolor.
ADICTOS A LA QUEJA
“Nos quejamos cuando el agua de la ducha sale fría, pero ¿acaso valoramos cada vez que sale caliente?”
(Christophe André)
Visto con perspectiva, lo cierto es que es muy fácil protestar por el funcionamiento del sistema capitalista. Basta con abrir la boca y decir lo que pensamos. Es muy fácil quejarse por la manera en la que se gestionan las empresas. Basta con abrir los ojos y reparar en lo que vemos. Es muy fácil criticar y juzgar la actitud de nuestros políticos. Basta con abrir los oídos y escuchar la forma en que estos hablan. Es muy fácil lamentarse por el comportamiento de la sociedad. Basta con estirar el brazo y señalar sus errores y defectos.
Es tan fácil protestar, quejarse, criticar, juzgar y lamentarse que todos sabemos cómo hacerlo. Basta con adoptar el rol de víctima y creer que el mundo es un lugar injusto, en el que la culpa de nuestros problemas, conflictos y sufrimientos siempre la tienen los demás. Sin embargo, en última instancia somos co-creadores y co-responsables de que la economía sobre la que se asienta nuestra existencia sea tal y como es. De hecho, con nuestra manera de ganar, de gastar, de invertir y de ahorrar dinero apoyamos y validamos el sistema cada día.
Con respecto a las empresas, si no fuera por ellas no habría empleo. Y sin éste, careceríamos de ingresos con los que cubrir nuestras necesidades básicas. Más allá de cuáles sean nuestras circunstancias sociales y económicas, fichamos cada lunes en la oficina por elección propia. Además, mediante el consumo diario de productos y servicios permitimos la subsistencia de millones de compañías. Es cierto que vivimos condicionados por la publicidad y el marketing, pero nadie nos apunta con una pistola para saciar nuestros caprichos y deseos.
CADENAS INVISIBLES
“La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.”
(Séneca)
Un veterano mercader de camellos atravesaba el desierto del Sahara junto con su hijo adolescente, que era la primera vez que lo acompañaba. Al caer la noche, decidieron acampar en un oasis. Tras levantar la tienda, padre e hijo empezaron a clavar estacas en el suelo para atar con cuerdas a los camellos. De pronto, el joven se dio cuenta de que tan sólo habían llevado 19 estacas y 19 cuerdas, y en total había 20 camellos.
“¿Cómo atamos a este camello?”, preguntó inquieto el hijo adolescente. Y el mercader, que llevaba muchos años recorriendo el desierto, le contestó, sonriente: “No te preocupes, hijo. Estos animales son muy tontos. Haz ver que le pasas una cuerda por el cuello y luego simula que lo atas a una estaca. Así permanecerá quieto toda la noche.” Eso es precisamente lo que hizo el chaval. El camello, por su parte, se quedó sentado e inmóvil, convencido de que estaba atado y de que no podía moverse.
A la mañana siguiente, al levantar el campamento y prepararse para continuar el viaje, el hijo empezó a quejarse a su padre de que todos los camellos le seguían, excepto el que no habían atado. Impasible, el animal se negaba a moverse. “¡No sé qué le pasa a este camello!”, gritó indignado. “Parece como si estuviese inmovilizado”. Y el mercader, sin perder la sonrisa, le replicó: “¡No te enfades, hijo! El pobre animal cree que sigue atado a la estaca. Anda, ve y haz ver que lo desatas.”
LA ASUNCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD
“Hemos levantado la estatua de la libertad sin haber construido primero la de la responsabilidad.”
(Viktor Frankl)
Aunque la culpa nos alivia, también nos ata con cuerdas que no existen a estacas invisibles. Lo curioso es que la culpa sólo existe en aquellas sociedades que promueven el victimismo y niegan la responsabilidad. Si el niño pequeño, inspirado por el adulto que lo acompaña, asume que ha chocado contra una mesa –por seguir con el ejemplo anterior–, estará en el camino de aprender que ha sido él, y no la mesa, quien ha provocado su dolor. Y puesto que con los años el niño se convierte en adulto, a menos que abandone el victimismo seguirá culpando a los demás, a las circunstancias e incluso a la vida cada vez que choque contra cualquier persona, cosa o situación que le produzca dolor.
Y es que solemos quejarnos de nuestra pareja y de nuestros hijos, pero ¿acaso nos responsabilizamos de que somos nosotros quiénes los hemos elegido? Solemos maldecir a nuestro jefe y a nuestra empresa, pero ¿acaso nos responsabilizamos de que somos nosotros quiénes hemos escogido nuestra profesión y nuestro lugar de trabajo? Y en definitiva, solemos lamentarnos de que nuestras circunstancias actuales son como son, pero ¿acaso nos responsabilizarnos de que éstas son el resultado, en gran medida, de las decisiones que hemos ido tomando a lo largo de nuestra vida?
Curiosamente, al observar más detenidamente el actual escenario socioeconómico, todos estamos de acuerdo en un mismo punto. La mayoría de ciudadanos nos lamentamos por la falta de líderes, por la ausencia de referentes y, sobretodo, por la decadencia de valores que padece ahora mismo la sociedad. Esta percepción generalizada pone de manifiesto que estamos en contra de muchas cosas, pero ¿a favor de qué nos posicionamos? Y tal vez más importante: ¿quién asume la responsabilidad de convertirse en el cambio que quiere ver en el mundo?

Artículo publicado por Borja Vilaseca en El País Semanal el pasado 28 de noviembre de 2010.
Fuente: https://borjavilaseca.com/la-cultura-de-la-culpa/

vendredi 22 mars 2019

El cuerpo que es y el cuerpo de la relación - Rutas de la tangoterapia

JP Sartre (1958) diría que mi cuerpo no es un cuerpo, uno de los muchos cuerpos-objetos, es irreductiblemente mío porque es uno con el sujeto que soy. Mi cuerpo está impregnado de mi subjetividad, es cuerpo-sujeto, no es sólo un esquema o algo que tengo: "Yo soy mi cuerpo". Estamos acostumbrados a distinguir el cuerpo y el alma como dos entidades autónomas, pero en esta separación nos afectamos con el bisturí de nuestra mente. El "cuerpo vivo y vivido" expresa la encarnación de la conciencia y la conciencia hecha carne nos dice claramente que somos unidad indivisa e indivisible de un cuerpo animado. El cuerpo que soy se niega, da la bienvenida, está expuesto continuamente, es la palabra de mis heridas y de mis necesidades, es el territorio fronterizo entre lo que traduce de mi experiencia personal y cuánto recibe y trasciende a través del encuentro con el otro. ¿Cómo podemos reducir el cuerpo a su estructura somática, sus funciones fisiológicas y el estado único del instrumento vital necesario para habitar el mundo? Tener un cuerpo no es suficiente. En el camino, podemos descubrir nuestro ser un cuerpo, una conciencia encarnada como algo que está en el mundo, la fuente original del significado y del dar sentido, a través de las vivencias que conforman nuestra experiencia. Este cuerpo que somos es un campo de expresión y relación, se da cuenta de mis intenciones incluso antes de pensar en él en la interacción dinámica con el mundo, porque no somos solo una parte de ese mundo en el que vivimos, sino que ayudamos a construirlo.
El cuerpo es un intermediario imprescindible en el encuentro con el otro. No solo está presente en mi conciencia y no termina en esta función. En mi cuerpo actúo plenamente, en la dimensión de la corporeidad me revelo plenamente y el otro se me revela a mí mismo. Así, en esta conciencia, mi cuerpo es más que una mera presencia, está presente y participando en mi vida interior y en la vida de relación, expresa y actúa con toda mi intencionalidad. Pero esta dimensión de la conciencia del cuerpo que uno es, no se da a priori. Es una preciosa conquista que se puede lograr. Integración y puesta a punto entre partes de la totalidad que somos y partes de la totalidad del sistema que somos con el otro. Podemos alcanzar la presencia plena en la experiencia de nosotros mismos y en el encuentro con el otro o podemos permanecer en el mundo con los ojos cerrados, con los ojos vendados, incluso asustados por lo que percibimos. A veces sentimos que hay una plenitud más allá de nuestros automatismos, más allá de esos personajes y aquellas funciones del cuerpo que parece que conocemos, pero que damos por sentado y que incluso podemos convertirnos en jaulas, armaduras de las que no conocemos señales de acceso o salida o transformación. El cuerpo entonces atrapa, se vuelve sintomático, desconocido e incluso extraño, misterioso en sus expresiones. Pero el cuerpo que soy puede recuperarlo, de vez en cuando, para reafirmarlo, conquistarlo completamente a través de un camino de apertura hacia una verdadera relación humana que sabe cómo curarse, regenerarse. Las emociones siempre se encarnan. No pueden ignorar esta naturaleza. Así que puedo sentirme en la carne y sentir con el otro el tejido de un diálogo que recupera mi unidad no dividida, puedo llegar a descubrir al otro a través de la palabra silenciosa y elocuente de los códigos que no mienten. Los códigos del cuerpo y la sensación de mi cuerpo, el de los demás.
Experimentar la autenticidad del encuentro entre sí. De este modo, el corazón que pulsa a diferentes frecuencias, la respiración diafragmática, la sensibilidad muscular, la conexión a tierra y el equilibrio se convierten en una experiencia que se puede comprender en su totalidad. La conciencia de cómo estamos en un movimiento, de estar completamente en un paso compartido o de dispersarnos, de percibir la incomodidad, de desorientarnos o de encontrarnos en el acuerdo mutuo es una palabra de cuerpo. Nuestra capacidad de entrar y salir de una manera más o menos armoniosa de un abrazo comunica señales importantes de nuestra realidad. Nos dice quiénes somos y dónde estamos en el aquí y el ahora de cada encuentro, incluso en términos de emociones desagradables que pueden transformarse, solo si las atraviesas completamente. Y aquí, la experiencia de la tangoterapia se convierte en una aventura de conciencia, comunicación interpersonal hecha del cuerpo que somos, intercambio e investigación de la sintonización sensorial y emocional, autodescubrimiento en el encuentro con la propia resistencia, de las propias actitudes. En cada abrazo puedo encontrar la conexión profunda y memorable con los afectos que se refieren a mis impresiones o las de los demás. Impresiones de la historia personal que siempre nace y actúa en la relación, desde el nacimiento. En el aquí y ahora de un auténtico encuentro con otra reunión, de hecho vivida de una manera antigua, hecha de energía bloqueada o libremente flotante, de estados psico-físicos conectados al contacto y al intercambio, encuentro el deseo generado o negado. En el contacto encuentro la posibilidad de transformar la sensación de rechazo en aceptación, la distancia en las proximidades, la sensación de invasión en el espacio compartido. ¿Cuáles son las herramientas de la danza y cómo pueden compararse los códigos de tango con estas experiencias que quieren llenar de significado? La danza y el baile del tango es una metáfora existencial. Relación y reflexión en la pareja que se convierte en un sistema, que se une, no siempre fácilmente.
El tango se basa en la alternancia, en la comunicación que se juega a través de roles complementarios que se refieren a lo masculino y lo femenino. El hombre guía, propone y dirige, la mujer acoge, contiene y responde, pero no lo es todo, porque en el juego flexible de las partes, ejercitamos o aprendemos a expresar aspectos de nosotros mismos que usualmente mantenemos en definiciones rígidas. De hecho, lo masculino y lo femenino nos pertenecen a cada uno de nosotros, en la visión de una mente dual que sabe cómo contener un aspecto de la vida pero también su opuesto. Como los arquetipos del Animus y el Anima, para citar a Jung y aquí, sus componentes inconscientes del otro sexo se revelan en sus combinaciones mutuas de energía dominante o subyacente y en el abrazo de un tango, como en el de la vida. Quieren y pueden encontrar integración. ¿No es este el sentido de intensidad y poder energético que encontramos en el abrazo? ¿Qué nos enfrenta con la complejidad ilimitada que somos, cuál es el otro? Y si no somos conscientes de esto, ¿qué y cuántas sombras se desatan en ese abrazo de vida que se vuelve opresivo? Pero podemos descubrir la plenitud, en el flujo dinámico de cuerpos en movimiento, girando, receptivo y flexible. Dado que el movimiento compartido es la acción creadora de un solo gesto que se vuelve armonioso, en el ajuste mutuo y mediante el cual consentimos liberarnos de los vendajes invisibles que nos atan de la rigidez. Todo es comunicación para redescubrir, a través de la pareja de bailarines, eso es relación. Relación de impacto centrada en el cuerpo que dialoga, que debe aprender a no entrar en conflicto, a no predecir, a no invadir.
Así, la mirada que devuelve el acuerdo o se retrae nos enfrenta con nuestras necesidades de aceptación y con los temores de exclusión. La caminata, al igual que las pausas, en la pareja intencional de unísono, se refiere al movimiento y la inmovilidad, dimensiones que se pueden sentir llenas o vacías, desarmónicas y tan frustrantes. Nos ocupamos de nuestras polaridades internas, iguales y opuestas, aceptadas o negadas. El eje y el equilibrio compartidos, el control y el abandono, la soledad y la conexión: grandes temas existenciales, grandes descubrimientos de nuestra vida interior, a los que nuestra conciencia puede acceder y atraer completamente, que se pueden llenar con la consistencia de sentido, solo a través de una experiencia que se traduce en recursos, lo que a menudo sentimos como el desafío difícil de la existencia. Sin mencionar la postura, tan importante para hacer el tango como para estar en el mundo: pararse derecho o inclinarse como una combinación correcta entre la confianza en sí mismo y la colocada en el otro por sí misma. La tensión muscular, la rigidez que puede traducirse en fluidez y la total correspondencia del tono muscular son nuestros rastros internos, podemos encontrarlos. Necesitamos reconocerlos, apropiarnos de ellos, entregarlos al otro y recolectar los suyos: estar allí para transmitir una intención clara en lugar de ambigua, consciente en lugar de proyectiva. Solo en el territorio de esta conquista personal del cuerpo que somos, el cuerpo de la relación se desarrolla armoniosamente, se convierte en generador de un nuevo sistema circular y vital. Aprendiendo esto, hecho de la experiencia, una experiencia emocional guiada y protegida que se convierte en una oportunidad para regenerar, reconstruir y reparar lo que en nosotros se puede sentir como una herida o una separación. Una experiencia de pasos de recreación, de completar lo que nos sentimos inacabados en nosotros mismos. Sentir y bailar el tango argentino se convierte en una herramienta terapéutica para un encuentro que puede tocar nuestras raíces, como la savia que nutre y se ramifica. Solo de esta manera podemos llegar a conocernos, abrazarnos completamente, aceptarnos respetuosamente y, finalmente, decir adiós y agradecidos, comenzar de nuevo.

Dra. Anna Rita Cerrone, psicóloga y psicoterapeuta.

Fuente: https://www.psicoterapia-corporea.com/corpo-corpo-della-relazione-percorsi-tangoterapia/

vendredi 15 mars 2019

La magia de "hacer" el tango - Gianfranco Inserra

"Dentro de un abrazo puedes hacer de todo: 
sonreír y llorar, renacer y morir. 
O quedarte quieto y temblar adentro, 
como si fuera el último." 
~ Charles Bukowski


Una milonga ... Una música que viene de lejos ... Y cuatro piernas persiguiéndose, moviéndose en el pasillo.

Quiero contarles sobre esto, sobre esta experiencia que me ha impregnado por un tiempo, una experiencia humana pero también un lugar de encuentro terapéutico para las almas y también un lugar de encuentro con el Anima y el Animus, los arquetipos femeninos y masculinos que nos habitan. El tango es una metáfora de las relaciones que mantenemos con nosotros mismos y con los demás y, al mismo tiempo, también es la sustancia de las relaciones porque es en la danza que se encarna tomando forma en el contacto, en la cercanía de los cuerpos, en la unión de las respiraciones, en el calor que deja la mano de nuestro compañero en nuestra espalda. Pero el tango es también una hermosa herramienta de terapia que no utiliza la sala de análisis sino un salón de baile como escenario y no usa la única recepción del terapeuta, sino la de todos aquellos que con una mirada aceptan bailar con nosotros y quienes nos dan la bienvenida en su abrazo y, por lo tanto, en su mundo.

¿Por qué emprender un camino de autoconciencia a través del tango?

Porque esta danza, nacida en los callejones del Orilla, narra la Vida y nos dice y nos permite observarnos y observarse con una claridad que rara vez sucede y también con una posibilidad de aceptación que puede marcar el paso hacia los demás y hacia los nuevos Si mismos.
Para mí, que trabajo con el cuerpo, es imposible no saber cómo la postura, la apariencia, las manos secas o húmedas con el sudor, como la proximidad o la distancia en el abrazo, pueden hablarnos de nosotros y hacer que conozcamos experiencias y partes que nunca nos habríamos imaginado encontrar con el baile, haciéndonos volver sobre nuestras historias y nuestras vidas. De alguna manera, en el tango, todo puede ser terapéutico porque cada gesto es una metáfora de instancias y experiencias mucho más profundas. Una mirada que acepta nuestra invitación, un abrazo que nos rodea y en el que nos sentimos bien, un espacio de relajación creado por dos, la sensación de desconcierto en la danza, la profunda cercanía con otro ser humano, nos puede brindar un sentido de profunda acogida y aceptación y nos lleva a comprender quiénes somos y dónde estamos.
Y sí, nos habla sobre "dónde estamos", sobre "quién soy hoy" y cómo reacciono ante un rechazo, una aceptación, la invasión de mi espacio o mi cuerpo, o la distancia y frialdad de quien me siento ausente, no involucrado, y por qué siento esto, hasta dónde me pertenece y dónde comienza la experiencia del otro. ¿Desde qué ángulo de mi historia personal proviene esa sensación de rechazo de esa sensación de invasión, distancia o frialdad? El tango nos pone frente a lo que somos y nos obliga a mirar y aceptar si queremos seguir bailando; para obligarnos, por lo tanto, a dar la bienvenida.
Quien comienza una terapia lo hace por una herida que ya no quiere ser negada y pide ser escuchada de muchas maneras que llamamos patológicas. El tango es terapéutico en sí mismo, ya que nos lleva a la punta de la madeja, ya que cada herida es siempre una herida de amor y el amor, a partir de la madre y el recién nacido, nace dentro de una díada, una relación. Y es precisamente en la relación que el tango hunde sus raíces. En esta relación que la danza nos impone, nos vemos forzados a enfrentarnos con los grandes temas de nuestra vida y nuestra intimidad, moviéndonos y quedándonos quietos, rechazando y aceptando, amor y no amor, calidez y frialdad, equilibrio y no equilibrio, control y abandono, quedarse y marcharse, estar de pie e inclinarse, la capacidad de ser asertivo y pasivo, el respeto de sí y del otro, y el irrespeto.
Para alguien esto puede ser doloroso, podríamos encontrar lo que ya sabemos, un abrazo demasiado fuerte, asfixiante o un abrazo suave que evita un contacto genuino, haciéndonos volver sobre las emociones que quizás ya conozcamos. Pero un abrazo cálido y acogedor, un toque respetuoso y amoroso, una mirada discreta, una respiración suave que nos une sin sobrepasarla, puede ser una experiencia de gran curación y, por lo tanto, un gran regalo que podemos hacernos. Superar el miedo y permitirnos la intimidad de otro cuerpo, aceptando también la transitoriedad del encuentro, la impermanencia de la experiencia, puede abrir nuevas brechas en nosotros y transformar las condiciones y los estados internos que consideramos inmutables.
El ego se crea con la experiencia, con refuerzos y castigos que recibe del exterior, con los consentimientos y los rechazos, y es con la experiencia que el tango puede modificarlo. Una mujer maltratada puede curarse con el toque suave y respetuoso de un hombre, una chica anoréxica puede curarse con una mirada que la acoge y le dice lo hermosa que es su "presencia", que un hombre incapaz de afirmarse puede ser curado de la experiencia de dirigir a una mujer en el baile, los hombres y mujeres que no pueden entregarse al afecto y a la sexualidad completos, pueden aprender a dejarse llevar por la música, con el apoyo de un compañero que está haciendo un camino similar.
El tango es tan perfecto porque se basa en la alternancia, en la alternancia y el equilibrio del Anima y el Animus, que son los arquetipos que nos llevan de regreso a la madre y al padre que llevamos dentro y que, en esta experiencia, Podemos agradecer con reconocimiento por lo que nos han dado y, al mismo tiempo, curarnos en las partes faltantes y débiles. Los niños necesitan piernas paternas para caminar y brazos maternos para recibir y recoger; en el tango volvemos un poco niños y reajustamos completamente las piernas y los brazos para convertirnos en hombres y mujeres completos que saben cómo encontrarse, amar, dar, recibir, saludar y finalmente ir. Exactamente cómo debe ser en la vida.
¿Por qué bailar tango? Yo diría que incluso mejor sería "hacer" el tango, entendido como un acto de recreación del yo y de la compleción, a través de la experiencia de la danza, de algo que hasta entonces permanecía inacabado.

Y luego Milonga en español significa "fiesta" y milonguear significa "pasar la noche alternando cantando y bailando", y ¿cómo no captar la analogía con la Vida, que es una hermosa fiesta al final de la cual esperamos un amanecer aún más hermoso? Y, mientras esperamos, cantando y bailando en nuestras vidas, en una música que habla de amor, en otra que habla de trabajo, otra de niños, teniendo sentido en todo esto para decir, al final, "Qué hermosa noche pasamos ..."


Fuente: https://www.psicoterapia-corporea.com/la-magia-del-fare-tango/

vendredi 8 mars 2019

El camino de la heroína - Maureen Murdock

Maureen Murdock entrevistada by Mary Davis

Mujeres de pie, recostadas sobre las paredes, por todo el pasillo - todas anhelando aprender sobre nosotras mismas, sobre el sentido del viaje de nuestras vidas mientras nos reunimos para escuchar la Conferencia de Maureen Murdock en Atlanta, "El viaje de la heroína: La Búsqueda de Totalidad de la mujer", en la Conferencia Viajes Míticos en Atlanta. No estamos decepcionadas, escuchamos una discusión inspiradora de las formas en que nuestros caminos como mujeres, como heroínas, son importantes y diferentes a los caminos de los hombres.
Maureen Murdock es primero que todo, una mujer muy sabia que articula los problemas que enfrentamos como individuos y como una cultura. Ella también es una terapeuta familiar que fue licenciada en 1982 y es una consultora educacional. Murdock fue Core Faculty y ex Presidenta del Programa de Consejería Psicológica en el Instituto Pacifica Graduate, y actualmente enseña en el Programa de Psicología Profunda en la Universidad del Estado de Sonoma. Adicionalmente, Murdock es fotógrafa cuyo arte fotográfico ha sido exhibido ampliamente y puede ser visto en:
www.photowords. com/murdock.
El trabajo publicado de Murdock incluye: The Heroine’s Journey: Woman’s Quest for Wholeness; Fathers’ Daughters: Breaking the Ties That Bind (republicado en Octubre con este nuevo subtítulo); Unreliable Truth: On Memoir and Memory; y Spinning Inward: Using Guided Imagery with Children. También es editora de Monday Morning Memoirs: Women in the Second Half of Life.
En nuestra reciente discusión Murdock menciona que adem´s de trabajar en la revisión de Fathers’ Daughters, actualmente está escribiendo un libro sobre enfermedad mental en la familia. Su título tentativo es Our Dirty Little Secret, y se trata de, “la frontera que no hemos explorado.”

Comenzamos conversando sobre su conferencia de Viajes Míticos. Cuando llegué a su conferencia habían aproximadamente 200 mujeres en una habitación subterránea con capacidad para 100 personas. Lo que supe por Maureen es que la sala de conferencias inicial - desde la que se habían trasladado- tenía una capacidad para 40 personas, y tambiéne staba en el sótano. Así que ¿qué tiene que ver el sótano con el viaje de la heroína?
Una de mis preguntas es, ¿Cuáles son las diferencias en el camino de la heroína y el camino del héroe?" Murdock usa la experiencia de Viajes míticos para demostrarlo. Ella dice que el camino masculino es diferente del camino femenino y que el viaje de la heroína metafóricamente toma lugar en el sótano. "El viaje femenino se trata de ir profundo en el alma, sanar y reclamar, mientras que el viaje masculino es arriba y afuera, al espíritu." Ella señala sin embargo, que en Viajes Míticos, el camino femenino estaba siendo discutido en el sótano en una habitación muy pequeña, mientras que el camino masculino estaba siendo discutido arriba en el Salon de Baile del hotel! Para quienes somos parte de la planeación de Viajes Míticos debemos dar atención, para que no estemos incoscientemente relegando lo femenino al sótano. Como Murdock anota, "¡Nos mudamos de la parte de atrás del bus!"
En la segunda página de The Heroine’s Journey, Murdock cuenta que habló con Joseph Campbell en 1981 sobre cómo el camino de la mujer se relaciona con el el camino del héroe. Le pregunto sobre el impacto de su respuesta. Ella responde, "He trabajado con Joseph Campbell de manera intermitente durante tres años. El vino a California para conferencias en el Instituto de Relaciones Humanas. Fueron talleres maravillosos. Trabajé con Jean Houston por años y ella ha integrado el monomito del camino del héroe de Joseph Campbell en su trabajo sobre viajes sagrados y psicología sagrada, usando las etapas básicas de separación de casa, las pruebas y el retorno. 
"También había trabajado con ese mapa en 1980 en sesiones de nueve meses con hombres y mujeres. Y el modelo de camino del héroe no abordaba la profunda herida de lo femenino tanto en hombres como en mujeres. La mayoría de mujeres eran "hijas de padres" si no personalmente, entonces culturalmente. Vi en mi consultorio terapéutico que las mujeres trabajaban duro para lograrlo en un mundo de hombres y que entonces estaban experimentando a menudo enorme aridez emocional y profundo daño de su naturaleza femenina.
"Me reuní con Joe (Campbell) y le mostré mi mapa del camino femenino. El dijo, "Las mujeres no necesitan hacer un camino, ellas están en el lugar donde todos están tratando de llegar".
Su respuesta me chocó. Es verdad que en la tradición mitológica, lo femenino es el lugar donde las personas pueden aspirar a integrarse, pero de lo que yo estaba consciente era que la mayoría de las mujeres que conocía y con las que trabajaba estaban desconectadas de nuestra naturaleza femenina. Nuestra tarea era reclamar lo femenino para nosotras mismas.
"El impacto sobre mí de su respuseta fue definitivamente continuar la escritura de mi libro. Mi escritura estaba informada por la terapia con mujeres y por mi trabajo con grupos de mujeres. Cuando El Camino de la Heroína fue publicado en 1990, impactó profundamente tanto a mujeres como a hombres. Ha sido publicado en siete idiomas."
Seguimos discutiendo las diferencias en la experiencia entre mujeres y hombres en su camino. Murdock dijo que para todos nosotros está la separación de casa, la iniciación, sobrevivir nuestras propias pruebas (de los misterios del amor y la muerte), encontrar ayuda y el viaje de vuelta a casa.
"El camino del héroe está enfocado en las aventuras: matar al dragón, encontrar la ayuda, conocer la diosa. Para la heroína, la primera parte del camino es la separación de lo femenino, debido foco en nuestra cultura sobre la idealización de lo masculino. El individuo en una cultura patriarcal está impulsado a buscar el control y el poder sobre ellos mismos y sobre otros; sigue matando los dragones, internamente y externamente y encontrando la bendición, más externamente. Pero para las mujers, esto no alimenta nuestra naturaleza. Preguntamos, "¿Qué pasó con mi deseo de escribir, de pintar, de bailar?" Y entonces, experimentamos el descenso. Así hay una división cuando nos enfocamos más en triunfar en el mundo, más que en escuchar a nuestro ser profundo."
Comparto con Murdock que los capítulos 5 y 6, "Las mujeres fuertes pueden decir no" y "La iniciación y el descenso hacia la Diosa" son especialmente poderosos y conmovedores para mí. En el Capítulo 5, Murdock escribe sobre el éxito exterior no siendo suficiente, las traiciones que sentimos adentro y por nuestros sistemas patriarcales y la sensación de ser no-martenada. Ella cuenta una vez más la historia de la traición de Ifigenia por su padre Agamenón por el bien de su hermano Menelao y su orgullo y política, mientras ignora a su madre, Clitemnestra cuando ruega por la vida de Ifigenia. Ella también habla de la traición de mujeres por los "padres religiones".
En la página 83, ella escribe, "Cuando la heroína dice no a la siguiente tarea heroica, hay una incomodidad extrema... Cuando una mujer deja de hacer, debe arpender cómo ser simplemente. Ser no es un lujo, es una disciplina. La heroína debe escuchar claramente a su voz interior verdadera. Eso significa silenciar las otras voces anciosas que le dicen qué hacer. Ella debe estar dispuesta a sostener la tensión hasta que la nueva forma emerja..."
Luego en el Capítulo 6, Murdock vuelve a contar la historia de Demeter, Perséfone y Hécate, como también la historia sumeria de Inanna y Ereshkigal, las historias antiguas que describen, entre otras cosas, el descenso de las mujeres en el inframundo.
Así que, le pregunto sobre el rol de este descenco al inframundo, o duelo, pérdida y sufrimiento en nuestras vidas, y sobre la transformación que podemos experimentar si podemos darle al proceso el tiempo y sostener la tensión. Le pregunto cómo manejar los aspectos prácticos de la vida - como salir a pasear el perro o ganarse la vida - durante ese tiempo de descenso, y si ella tiene consejos útiles para nosotros.
Murdock dice, "La clave es ver el descenso como un camino sagrado, en lugar de una depresión para ser medicada. El descenso es un proceso natural de la vida. No le damos tiempo al duelo y la pérdida ya sea una pérdida interna o externa. Una pérdida interna sería el darse cuenta de que no estoy realmente viviendo mi propia vida, sino la de alguien más, como la de mi padre. Entonces, hay un duelo muy profundo, con preguntas, "¿Qué he perdido? ¿Quién soy?"
"Tenemos que dar apoyo emocional a las personas durante este tiempo. Sin embargo, es importante notar que hay algunas circunstancias en las que las personas necesitan medicación para ayudarles a sostener su camino.
"Lo principal sobre el descenso es darse permiso de estar allí, escuchar los sueños, y entonces, seguir las imágenes. La experiencia del descenso es que es eterna; sienteo como si estuviera en una cultura distinta, en un paisaje diferente.
"¡Dibuja las imágenes que llegan a tí, escribe poesía, danza las imágenes! Una de mis estudiantes construyó un jardín extraordinario, creando un laberinto. Ella honró el proceso en su propia forma. Otros crearon arte o música increíble o a veces no tan asombrosa. Se trata de estar en un estado de ritual, en un sentido, un espacio sagrado. Escuchar sus saberes interiores. Para muchas mujeres y hombres, el descenso es un período de aislamiento voluntario."
Ella continúa, "Cuando una persona está atravesando un descenso, no es un tiempo fácil para los amigos y la familia. Respecto a lo práctico, algunas mujeres toman trabajos menos demandantes durante este tiempo.
"Entonces en la siguiente etapa, las mujeres recuerdan que lo que ellas eran cuando eran niñas. ¿Qué les gustaba hacer cuando niñas? ¿Jugar con barro? ¿Danzar? ¿Caminar en la naturaleza?
"Soy miembro del Women’s Leadership Collaborative, y nos reunimos tres veces al año. Mientras nos sentamos en círculo, noto que de 23 mujeres presentes, 18 están tejiendo. Hay un deseo de reclamar las artes femeninas, tejiendo, bordando, haciendo collares, cuadernos de recortes."
Murdock escribe sobre su propio sueño de un "hombre de cocina" que la guió hasta el fondo del océano donde la Gran Madre (con sus numerosos pechos como los de Diana de Efeso) es presente, impersonal, pero muy presente y disponible. Le pregunto cómo podemos reclamar la Gran Madre y usar su presencia para ayudarnos en nuestra situación mundial actual.
Murdock señala que actualmente hay un intenso interés en las imágenes divinas de lo femenino. Un artículo reciente en San Francisco Chronicle citó que se habían encontrado en Turquía más figuras de mujeres. Hay un fuerte interés en la Madonna Negra y un fuerte interés en peregrinajes para ver estas imágenes antiguas de lo divino.
“Hay tal anhelo por una imagen divina de lo femenino, que es compasiva y presente. Me sorprendió la Virgen Negra en Rocamadour Francia. Ella no es una chica sin sentido, ella escucha tu corazón, ¡tienes la sabiduría en tu interior! Parte de este deseo es reclamar la sabiduría, la compasión y el discernimiento de lo sagrado femenino."

Discutimos la diosa oscura Kali, que ha sido una imagen importante para mí y que me ha ayudado con la integración de mi enfado. Murdock dice que Kali nos ayuda con el discernimiento. De hecho, Murdock termina El Camino de la Heroína con "La Invocación a Kali" de May Sarton, en la que Sarton pide a Kali que nos ayude a ser "jardineros del espíritu" con esperanza, sabiendo que la oscuridad es tan importante como la luz para florecer y para nacer, recordando la importancia de las raíces.
"Reclamar las imágenes del divino femenino realmente nos ayuda a reclamar lo femenino. Si hemos pasado nuestra niñez mirando imágenes de lo divino como masculino, y con una sensación de inferioridad de lo femenino, el demonio de esa inferioridad está embebido en nuestra cultura. Recuerde que las personas que están tratando de ser conscientes aún están poniendo lo femenino en el sótano.
"El camino del héroe está arriba y afuera, como un gran chapoteo, a la luz, mientras que el camino de la heroína es hacia abajo y adentro, hacia la cueva, hacia la Virgen Negra. Y el camino para recuperar lo femenino es también cierto para muchos hombres. Cuarenta por ciento de los asistentes a mis conferencias son hombres."
Entonces cambiamos de tema: las experiencias repetidas de mujeres no siendo escuchadas, como cuando una mujer presenta una idea que no es escuchada en un grupo hasta que es repetida por un hombre. Recientemente leí un artículo en el cual Murdock sugirió estrategias para lidiar con esto. Ella me dijo, "Nómbrelo, si sucede en una reunión, pero nombrelo sin un límite. Diga, "tal vez no me escuchó la primera vez" o encuentre un hombre aliado en la reunión para ayudarle."
"Es realmente importante localizar su propio poder, afirmarlo, hablar su verdad. Y necesitamos nombrarla. Cuando una mujer no nombra su verdad, a menudo va subterránea o se enfada, o abandona. Algunas veces es apropiado abandonar si la situación es tóxica. A menudo permanecemos por mucho tiempo. Pregúntese a sí misma si la situación, la cultura, puede cambiar, y si no puede entonces diga, "Hice lo mejor que pude", y avance hacia donde pueda hacer una contribución."

"En Unreliable Truth: On Memoir and Memory" pregunto, "Escribe sobre las formas en las que escogemos nuestras memorias para que se ajusten con las identidades que hemos construido. Usted también teje el mito en su escritura. ¿Discutirá memoria, recuerdos y mito?
Murdock responde, "Si, el taller del sábado en Atlanta será sobre memoria.
He estado enseñando mitología durante siete años. He estado mirando los distintos dominios del mito: ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi tribu? ¿Cuál es mi viaje? ¿A dónde voy? ¿Por qué estoy aquí? Entre más he leído y enseñado mitos, más veo una superposición entre memoria y mito. Escribir la memoria es escribir una porción de vida. Es hacer minería en tu vida. Cuando estaba escribiendo Unreliable Truth, estaba buscando las similaridades entre mito y memoria.
"La primera sección de Unreliable Truth se trata de memoria e identidad. Me dí cuenta, mientras miraba la lucha de mi madre con el Alzheimer que no podemos separar memoria e identidad. Construimos nuestra identidad mediante lo que recordamos. No estoy diciendo que inventemos nuestra identidad.
"La memoria nos da la oportunidad de revisitar momentos en nuestras vidas y encontrar nuevo significado. Cuando lo escribimos, tenemos que preguntar, ¿en realidad sucedió así?
Se trata de encontrar la propia verdad emocional. Y ahora, a la luz de esa verdad emocional, ¿cómo vivo mi vida? ¿Cómo tomo mis decisiones? Así que, es más complejo que escribir lo que sucedió. Como una psicóloga de profundidad, uso las memorias para pedir a las personas que reflexionen sobre sus experiencias."

Y entonces, mientras nos acercamos al final de la hora que hemos dispuesto para nuestra discusión, le pido guía para el futuro, como individuos y colectivamente, para romper con las ideas endurecidad y concretas que prevalecen actualmente en nuestra cultura, por su guía para yudar a sanar nuestro mundo. Murdock responde, "El primer pensamiento que me llega a mi mente es que necesitamos un nuevo Mito de Creación, uno que sea más como el mito de Haida de un Cuervo caminando en la playa y encontrando a personas luchando por salir de una concha. Se sienteo como que estamos en un periodo de cambio, de transformación. Y la nueva figura de Cuervo debe ser tanto masculina y femenina. Terminamos nuestra discusión, sabiendo que esta visión de nuestra necesidad de un nuevo mito de Creación es el comienzo para la siguiente conversación.

Fuente: jungatlanta.com

vendredi 1 mars 2019

Psicoterapia, Tango Argentino y su Vieja Alma

Consejo para envejecer bien en sus cincuentas, sesentas y más allá
por Paula Prober, Psicoterapeuta, Consultora, Blogger, y Escritora

El Tango Argentino y Yo
Lo admito. Tengo sesenta y tantos. Difícil de creer porque tenía treinta y tantos ayer. Pero lo admito. Tengo sesenta y tantos. Pero conozco el secreto para tener éxito en sus años postmenopáusicos. Y voy a compartirlo.
Dos cosas:
Uno: Mucha psicoterapia y entonces establecer su propio consultorio
Dos: Aprender tango Argentino
Déjame explicar
Primero, la psicoterapia. La mayoría de nosotros no salimos ilesos de la infancia. Incluso con los mejores padres, nuestros corazones son rotos en muchas ocasiones. Cuando éramos pequeños, éramos totalmente dependientes de estos padres. Esto les dio mucho poder: El poder de influir en cómo nos sentimos respecto a nosotros mismos y para determinar quiénes creemos que somos. Todo ese poder.
Si creciste con indiferencia o cualquier tipo de abuso, entonces, es posible que la comprensión de quién eres sea distorsionada e imprecisa. Puedes culparte a tí mismo por la forma en que fuiste tratado. Esto establece patrones poco saludables que te siguen en la adultez. Ansiedad. Depresión. Relaciones difíciles. Inestabilidad. La buena terapia te ayudará a descubrir estas experiencias, comprenderlas y duelar tus pérdidas. Entonces, con el tiempo, puedes liberar las creencias negativas y el trauma alojado en tu cuerpo, encontrar tu ser auténtico y vivir bien. Envejecer bien.
Crecí en una familia típica y disfuncional de clase media. Agresión pasiva, traición, rabia inexpresada, violaciones de límites, problemas de confianza y seguridad, ansiedad, miedo y miseria profunda. En mi propia terapia, llegué a comprender que mi ansiedad, melancolía y problemas relacionales no fueron el resultado de mis terribles inadecuaciones como un ser humano profundamente defectuoso. En cambio, mis miedos y tristezas eran respuestas normales de una niñez insegura y abusiva. La terapia ha transformado mis auto-percepciones y sanado mi corazón roto.
Cuando me convertí en psicoterapeuta, conocí el proceso desde adentro hacia afuera. Trabajé muchos de mis temas de salud mental así que llego a la profesión con más auto-consciencia, empatía y confianza. No solamente eso. La carrera en sí misma es perfecta para nosotros, almas viejas -especialmente si se es introvertido. Piense en ello. Llego a tener unas relaciones profundas, dulces e intensas. Una persona a la vez. Contribuyo a crear un mundo mejor. Todo esto y: no tengo que hacer mucho trabajo pesado ni movimiento real - ideal para mi cuerpo más viejo. Mejoro mientras gano experiencia, lo que significa que entre más antigua yo soy, más demanda tendré. ¿Es la carrera perfecta para las almas viejas? Puedes apostar.
¿Pero qué tiene que ver esto con el tango Argentino?
Bien, comencé a bailar tango a los 47 años. Estaba sorprendida. No tenía idea que podría experimentar tanto placer dentro de mi propio cuerpo con otro ser humano. Aprender a bailar fue un tipo de terapia también. Para bailar bien, tenía que conocerme intimamente como un humano con un cuerpo. Tenía que moverme con gracia y comodidad mientras mis pies amaban el piso de baile y mi corazón latía a tono con mi compañero de baile y la música. Fue transformador. Mayor revelación, expansión y compasión.
¿Mi edad? A nadie le importó. Era popular. Era atractiva. Hombres y mujeres se quedaban mirando con admiración y deseo. No estoy inventando esto. Lo que importaba era qué tan bien podía sintonizar con mi pareja, qué tan sensible e intuitiva era, qué tan arraigada estaba en mi cuerpo. ¿Y toda la terapia que tuve? Solamente incrementaba mi capacidad de conexión. Aún puedo recordar la joven, rubia de treinta y tantos, Marina. Mirándome bailar. Sonriendo en admiración. Me sentía elegante, sensual y guapa. En mis cincuentas, ahora mis sesentas.
No es una mala forma de envejecer. La recomiendo.
La psicoterapia y el tango argentino.
El secreto para una exitosa vieja alma.


Paula Prober es psicoterapeuta, blogger, autora, consultora y bailarina de tango que vive en Eugene, Oregon. Escribe en Your Rainforest Mind, un blog que de apoyo a los excesivamente curiosos, creativos, listos y sensibles.
Escribe sobre la salud mental, emocional, intelectual, social y espiritual para sabe-lo-todos, genios, desertores, perfeccionistas, los que se asombran y empatizan en su libro  Your Rainforest Mind: A Guide to the Well-Being of Gifted Adults and Youth.


Fuente: https://thriveglobal.com/stories/advice-for-aging-well-in-your-sixties-and-beyond/