vendredi 21 juin 2019

El síndrome del niño dorado - Libro de la Vida

Estamos acostumbrados a pensar que muchos de los problemas psicológicos de la adultez se derivan de una falta de amor adecuado en los primeros años. Crecemos mentalmente mal - presas de la poca confianza, ansiedad, paranoia y vergüenza - porque, en algún momento en el pasado, nos negaron la calidez, el cuidado y la simpatía necesarias.
Pero hay otro problema más curioso y más sutil que puede surgir de los años de la infancia: lo que podemos denominar el Síndrome del Niño Dorado.
Podemos terminar mentalmente mal no tanto debido a que fuimos ignorados o maltratados sino porque fuimos amados con un exceso de intensidad distintiva y problemática, porque fuimos elogiados por capacidades que no poseíamos y con las que no podíamos identificarnos y nos pidieron - con amabilidad aparente pero manipulación subyacente inconsciente - cargar las esperanzas y anhelos de nuestros cuidadores más que nuestros propio ser profundo.
Hay infancias donde, desde su llegada, el niño es rápidamente descrito por uno o más de sus padres como profundamente excepcional. Es grandiosamente declarado como extraordinariamente bello, inteligente, talentoso y decididamente preparado para un destino especial. No son para este niño las penas y tropiezos ordinarios de una vida promedio. Mientras tal vez aún no es más alto oque una silla, la descendencia está descrita firmemente como una figura cuyo nombre resonará a lo largo de los siglos.
En la superficie, esto podría parecer ofrecer una ruta a enorme auto-confianza y seguridad. Pero para poner dichas expectativas en alguien que aún lucha con sus botones de su chaqueta puede, paradójicamente, dejar a un niño sintiéndose vacío y particularmente incapaz. Incapaz de percibir cualquier recurso en si mismo que honre las esperanzas de aquellos que ama y de quienes depende, el niño crece con una sensación latente de fraudulencia - y un miedo consisstente de que será desenmascarado. Termina en seguida esperando que otros reconocerán su destino sensacional - y completamente inseguro de porqué o cómo podría hacerlo en realidad.
El niño dorado no puede deshacerse de una sensación de que es muy especial - y aún  no puede identificar en sí mismo ningún terreno real por lo que el debería serlo. Su anhelo subyacente es no revolucionar naciones y ser honrado a lo largo de los años; es ser aceptado y amado por quién es, en toda su realidad a menudo poco impresionante y vacilante.
Desea, como todos lo hacemos, ser visto y aceptado por sí mismo, tener sus fallas y fragilildades perdonadas y reconocidas, más que negadas o pasadas por alto. Es al final tanto un insulto a la realidad auténtica propia - y tan dolorosa psicológicamente - ser elogiado por grandes cosas que uno no ha hecho y nunca podría hacer, como ser atacado y culpado por pecados de los que uno es inocente.
El fenómeno sugiere que el amor verdadero debe incluir un agnosticismo en torno al nivel de éxito mundano eventual del niño. Debería idealmente no importar al padre dónde un niño termina - o mejor, debería importar solamente en la medida en que, y no más que, le importe al niño.
Los padres que ven a sus hijo en términos dorados no son - por supuesto- conscientemente crueles. Ellos son simplemente desviando con trágico fervor, energías que han fallado para encontrar un mejor destino, al niño se le pide redimir una carrera que no fue como se esperaba, un estado de ánimo deprimido que no se elevó o un matrimonio que resultó inusualmente intorelable.
El niño dorado está en el tiempo, destinado para un momento de quiebre en el que las esperanzas invertidas en él no se realizan. El futuro dorado empieza a ser claro, no se materializará nunca, pero un mayor premio espera: una sensación de liberación de las expectativas que siempre estuvieron desconectadas de la realidad. El niño dorado es liberado para disfrutar una verdad trascendental: que una vida no necesita ser dorada para ser valiosa; que podemos vivir en formas de metales más bajos, en peltre o hierro, y aún así ser merecedores de amor y auto-estima adecuada. Y que, aunque esto no tiene nada que ver con las expectativas originales, que se le pidio que asumiera, esa realización será el logro realmente excepcional.



LIBRO DE LA VIDA
CAPITULO 3. AUTO-CONOCIMIENTO: TRAUMA & NIÑEZ


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