samedi 24 février 2018

El poder de Escuchar - Ann Weiser Cornell

Trabajo presentado en la Conferencia Internacional de Focusing
Shannon, Irlanda, Mayo de 2001
Traducido por Micky Welsh de Villegas

Introducción.

En este trabajo planteamos cual es el propósito al escuchar a una persona. Comparamos el propósito establecido por Carl Rogers para el “reflejo de sentimiento” con el del reflejo dentro de una sesión que incluye Focusing, de Gendlin. Señalamos que al escuchar tenemos tres propósitos, que corresponden a tres maneras diferentes de facilitar el proceso de Focusing. Entonces, definimos escuchar como expresarse de una manera que le devuelva a la persona (focalizador, cliente, compañero) lo que ha dicho, exactamente o parafraseando, sin intención de cambiar o agregar nada esencial, ni de hacer cambios en su experiencia. Escuchar, como lo definimos aquí, no es preguntar ni hacer sugerencias. Notamos que la forma lingüística de las respuestas que surgen de esta escucha cambian, cuando el propósito cambia. Exploramos algunas formas lingüísticas que ayudan a que esta escucha sea eficaz y que se logren los tres propósitos. Concluímos afirmando que, cuando escuchamos con habilidad y sensibilidad, no es necesario guiar, o quizás sólo un poco, especialmente entre personas que hacen Focusing.

Los beneficios de “escuchar”

¿Por qué volver a decir lo que ha dicho otra persona? En la vida de todos los días, repetir las palabras de otra persona significaría o que nos miren con enojo o con agradecimiento. Aún así, en el mundo particular de la terapia orientada al Focusing, en el del counseling y en el mundo mas reducido de Focusing en díadas, repetir es la clave, la esencia, el sine qua non. ¿Por qué?
Carl Rogers no fue el primero en devolver las palabras al cliente, pero si fue el primero que lo convirtió en una técnica conocida, enseñada en cursos de counseling y practicada en todo el mundo. Durante su vida, la técnica llamada “reflejo de sentimientos” se usó tan extensamente, y en muchos casos sin ser comprendida, que se creó una contracorriente y sus detractores se burlaban de los terapeutas que repetían las palabras del cliente. Respondiendo a esta contracorriente, Rogers (quien escribió en 1980 que la palabra “reflejo” había llegado a hacerlo estremecer) clarificó el propósito de repetir las palabras del otro:
He llegado a dos conclusiones. Desde mi punto de vista como terapeuta, no estoy tratando de “reflejar sentimientos”. Estoy tratando de determinar si mi comprensión del mundo interno del cliente es correcto – si lo estoy viendo tal como él lo está experienciando en ese momento. Cada respuesta mía contiene una pregunta implícita, “¿Es ésta la manera en que esto es para vos? ¿Estoy percibiendo el color, la textura y el sabor del significado personal de lo que estás sintiendo ahora? Si no fuera así, me gustaría alinear mi percepción con la tuya”.
Por otro lado, yo se que desde el punto de vista del cliente estamos sosteniendo un espejo en el que se ve reflejada su propia experiencia. Los sentimientos y los significados personales se van ajustando con el significado interno cuando son reflejados y se ven a través de los ojos de otra persona (1986).
Para Rogers el propósito de escuchar es chequear que la comprensión del terapeuta coincida con el “mundo interno” del cliente. Al mismo tiempo, se dio cuenta que el cliente recibía algo más al reflejar sus “sentimientos y significados personales”, algo més de lo esperado por el simple hecho de chequear la comprensión.
Eugene Gendlin, una vez alumno de Rogers, se interesó en lo que él llamó “el lado del cliente en el proceso terapéutico” (1984). Se interesó en porqué había clientes a los que la terapia ayudaba y clientes a los que no ayudaba. Una parte importante de esta pregunta era porqué algunos clientes obtenían beneficios a partir del reflejo de sus “sentimientos y significados personales”.
¿Qué es lo que asumimos que hará el cliente con la respuesta del terapeuta?
Esperamos y asumimos que los clientes chequean la respuesta, no frente a lo que dicen o piensan, sino frente a su ser interno, lugar, dato… “la sensación sentida”; no tenemos una palabra común para eso.
Entonces se debe sentir algún efecto, como un alivio interno, algo que resuena internamente. Lo que parecía que estaba allí se expresó y fue escuchado. No necesita repetirse. Por unos momentos hay algo que se afloja dentro. (En términos teóricos la respuesta interpersonal lo ha hecho mover hacia delante). Enseguida aparece algo más. Lo que estaba allí resulta que tiene mas para comunicar.
Esperamos que los clientes chequeen no solo lo que decimos, sino también lo que ellos dicen, con eso dentro de si mismos. (1984).
Gendlin llamó a eso con lo que el cliente debe chequear, la “sensación sentida”. Él fue el primero en identificar y nombrar este movimiento esencial: el cliente chequea lo que viene con algo interno, sintiéndolo directamente. Su investigación demostró que esta comprobación interna hace la diferencia entre éxito y fracaso en terapia. (Gendlin impresionó a Rogers quien, escribiendo acerca de empatía en 1980, citó el trabajo de Gendlin como fundamento para que la empatía resulte efectiva).
Gendlin modificó el propósito del terapeuta al escuchar. Para Rogers, la intención era chequear su comprensión. Para Gendlin, la intención es apoyar al cliente para que éste pueda chequear adentro, con ese “algo” interno. Las palabras que Rogers usó para expresar la actitud del terapeuta hacia el cliente, ahora coincide con la actitud del cliente al ofrecer palabras e imágenes a su “sensación sentida”.
“¿Es así como esto está dentro tuyo? ¿Estoy comprendiendo el color, la textura y el sabor del significado personal de lo que estás experienciando en este momento? Si no fuera así, me gustaría comprender como es esto para vos”

Presencia.

La actitud es mucho mas importante que la técnica, no hay desacuerdos acerca de esta idea clave. Rogers sintió consternación cuando su acercamiento no-directivo fue reducido a una técnica de reflejar sentimientos, y entonces propuso la empatía como una actitud o “manera de ser” en lugar de algo que uno “hace”. Edwin McMahon y Peter Campbell, expertos y queridos profesores de Focusing, que enfatizaron el aspecto afectivo y cuidadoso de este modo de ser y de estar con el otro , dicen:
El regalo mas grande que le damos a quien acompañamos es una presencia cuidadosa no-manipuladora. La técnica puede ser muy útil, pero a la larga no es significativa si falta esta presencia.
No hay dudas que escuchar (reflejar) no debe usarse como técnica, sino como la expresión de una actitud de presencia con y para el cliente. Escuchar es un modo inigualable para expresar una actitud de presencia que no juzga.
Una presencia humana segura y consistente que está dispuesta a estar con cualquier cosa que aparezca es el factor mas poderoso. Si no tratamos de mejorar o cambiar algo, si no agregamos algo más, y si a pesar de que algo pudiera ser “malo” solo decimos exactamente lo que hemos comprendido, esa respuesta agrega nuestra presencia y ayuda al cliente a estar con eso y a avanzar un poco mas, dentro de cualquier cosa que esté sintiendo en ese momento. Esto es quizás lo mas importante que debe saber una persona que ayuda. (Gendlin; 1996).
Manifestar nuestra propia presencia que no juzga es el segundo propósito al escuchar.

La relación interior.

Mi propio trabajo, basado en el de Gendlin, ha agregado un nuevo propósito. Además de apoyar al cliente para que chequee internamente, y de expresar nuestra propia presencia que no juzga, el tercer propósito de escuchar es apoyar al cliente para que facilite y mantenga una relación interior positiva con ese “algo” interno.
A pesar de que Gendlin no menciona cómo reflejar, sostiene la importancia de la relación interior. El describió elocuentemente la relación en si misma:
El cliente y yo le vamos a hacer compañía a eso. Es semejante a la compañía que le harías a un niño asustado. No lo vas a presionar, ni lo vas a retar, o sacar del medio, porque está muy lastimado, muy asustado o tenso. Solo te vas a sentar a su lado, en calma… Lo que ese borde necesita para que los pasos se realicen, es cierto tipo de contacto o compañía no intrusiva. Si estás allí con tu conciencia y permancés allí, es todo lo que eso necesita; hará todo el resto para vos. (1990).
Este “contacto no intrusivo” que Gendlin describe no es siquiera chequear; es mas simple que eso. Es mucho mas “ser” que “hacer”. Aún algo adentro que está “demasiado herido, demasiado asustado o tenso” para ser chequeado, puede ser acompañado. Y esto no es sólo ni fundamentalmente la compañía del terapeuta. Es el “Yo” del cliente haciéndole compañía a “eso” dentro de si mismo. (Gendlin, 1990: Focusing es esto tan deliberado en donde un “Yo” atiende a un “eso”).
Hemos hablado de la presencia del terapeuta. La habilidad del cliente para estar con lo que está allí, no fusionado con su experiencia pero Presente para eso, la podemos llamar la Presencia del cliente. (Para distinguir entre ambos, voy a usar la palabra Presencia cuando está referido a la Presencia interna del cliente para lo que está allí para él. Barbara McGavin me enseñó a usar la palabra Presencia de esta manera y me mostró el valor de este concepto. Gran parte de mi trabajo con la Relación Interior es también de ella.)
Sostener esta compañía desde la Presencia es el tercer propósito de escuchar.

Los propósitos de escuchar: Resumen

Podemos decir que hay tres modos por medio de los cuales escuchar facilita el proceso de Focusing del cliente. Estos corresponden a tres propósitos para tener en cuenta al reflejar.
1. Escuchamos para apoyar al cliente mientras él chequea lo que viene con algo que está dentro, sentido directamente.
2. Escuchamos para ofrecer al cliente una presencia sin juicios en su proceso.
3. Escuchamos para apoyar al cliente mientras éste “le hace compañía” a algo adentro suyo, desde la Presencia.

Definición: ¿Qué es escuchar?

La palabra “escuchar” tiene muchos significados y muchos usos. En este trabajo, lo usamos en su significado técnico y específico de expresar de una manera que devuelva lo que la otra persona (focalizador, cliente, compañero) acaba de decir, exactamente o parafraseando, sin intención de cambiar ni de agregar nada esencial o de hacer algún cambio en su experiencia.
La persona que escucha responde a lo que dice el que focaliza (cliente), con la intención de “decir lo que él acaba de decir”. Tiene la forma de un enunciado. A pesar de que generalmente no son las mismas palabras que dicen los clientes, aún cuando son diferentes, no son diferentes en su esencia. El que escucha no agrega nada, no da opiniones, no intenta ningún cambio.
Me gustaría añadir que el proceso de escuchar no incluye hacer preguntas, ni aún con el tono de la voz. Soy conciente que no todos los profesores de Focusing acuerdan conmigo, y yo respeto su opinión y su trabajo. Sin embargo, ésta ha sido mi experiencia: cuando las respuestas a la escucha contienen una entonación de pregunta, el que focaliza tiende a mover su atención del contacto directo con su proceso interno, para contactarse con la persona que lo acompaña. El caso clásico es cuando el focalizador abre sus ojos al oír la pregunta y mira a su compañero. Por supuesto, si él desea abrir sus ojos y mirar a su compañero, no hay nada de malo en eso! Pero es una pena que su atención se mueva del contacto con su interior a otro exterior, porque escuchó el reflejo de sus palabras expresado como pregunta. Esto va en contra de uno de los propósitos de escuchar: facilitar la relación del focalizador con ese algo dentro suyo.
Además, la naturaleza de las preguntas hace que, a menos que estén cuidadosamente formuladas, pueden sonar como si lo que se pregunta no es si la palabra coincide, sino si está bien sentir o pensar de la manera que lo hace. Hay un ejemplo notable en “Everyday Genius” de Kevin Flanagan:
Paula: No, no lo puedo aceptar… parece que me quiebro por dentro… ya no tengo estómago para eso. Quizás soy una cobarde.
El que escucha: una cobarde?

La lingüística de escuchar

Cuando el propósito de escuchar cambia, también lo hace la forma lingüistica. Cuando el propósito fundamental de escuchar es chequear la comprensión del terapeuta, como lo era para Rogers, entonces parafrasear sensiblemente es mejor que reflejar palabra-por-palabra.
Juan: la gente me dice, “Juan, estás en tu mejor momento. Lograste todo lo que podés desear en tu vida!”… Y no saben lo que siento por dentro.
Carl: Así es. Entonces para el exterior y para quien te mira estás en tu mejor momento y lograste todo lo que podés desear en tu vida. Pero ese no es Juan por dentro. Juan por dentro es bastante diferente de eso.
Pero una vez que conocemos Focusing, en esos momentos cuando percibimos que el cliente está focalizando, devolver las palabras clave del cliente para que pueda chequear en su interior, es lo mas importante. De hecho, en cuanto más en contacto con algo en su interior está el cliente, y en cuanto más profundo y cercano es ese contacto, más exactas tienen que ser las palabras y hasta las reclamará si se siente con derecho a hacerlo.
C: Apenas puedo tocarlo. Hay algo y está aquí en el borde. Apenas puedo tocarlo; es… no puedo querer a mi madre, casi no puedo decirlo.
T: No la podés querer. (Silencio).
C: Ahí es donde siento el ruido como a dardos. (Mas silencio.) Es verdaderamente algo primario.
T: Se siente como una experiencia muy primaria. (Silencio.)
C: No puedo querer nada. (Silencio…) Esto necesita descansar y no puede hacerlo. Si se queda quieto y descansa, morirá. Necesita mantenerse en guardia.
T: Hay mucha necesidad y anhelo de descansar, quedarse quieto y dejarse llevar; pero de alguna manera esta parte tuya no puede descansar. Se siente que morirá si deja de estar en guardia. (Silencio…)
C: Quizás esta parte podría, si yo pudiera confiar algo.
T: Podría descansar, si vos pudieras confiar algo.
C: No, no. QUIZÁS podría descansar, si yo pudiera confiar algo.
T: Es importante decir “quizás”. “Quizás podría descansar si yo pudiera confiar algo”.
(Gendlin, 1990).
Pero es obvio que el cliente no está siempre en contacto profundo y cercano con algo dentro de él. ¿Entonces que hacemos? En el resto de este trabajo, exploraremos las formas lingüísticas que ayudan a que esta forma de escuchar haga su trabajo de manera que se logren los tres propósitos. Cualquier cosa que digamos acerca de las formas lingüísticas asumimos que la actitud del que escucha es de presencia incondicional, o al menos, de poder reconocer cualquier parte en él que no puede estar incondicionalmente presente. El tono de voz, el ritmo y el sentido del tiempo también son importantes, y no entra en el ámbito de este trabajo.
Hay quienes dicen que, una vez que el que escucha está con una actitud incondicional, no importa que palabras usa. Yo no estoy de acuerdo. Solo porque la actitud y la presencia son mas importantes que las palabras no quiere decir que las palabras no son importantes. Hay personas que sienten que una atención consciente a la elección de las palabras cambia la relación entre el focalizador y el que escucha, y transforma al que escucha, de alguna manera, en inauténtico o manipulador. Respetuosamente, yo no estoy de acuerdo. Puedo entender el problema, y en algunos casos lo comparto: no me gustan las técnicas que buscan rapport (como en la Programación Neuro-Lingüística) en donde, por ejemplo, el terapeuta respira concientemente al ritmo del cliente. Creo que, en muchos casos, un tono de voz facilitador, un ritmo y sentido del tiempo en las respuestas pueden surgir naturalmente desde la presencia del que escucha. Pero cuando hablamos de palabras, siento que podemos elegir conscientemente las que sean facilitadoras y… además, estar con actitud de presencia con el cliente. Ofrezco algunas sugerencias. No son de ninguna manera una lista completa de formas de escuchar que resultan facilitadoras, son simplemente aquellas que encuentro mas interesantes desde el punto de vista lingüístico.

El Poder de “algo”: Apuntar a la experiencia sentida.

El focalizador necesita sentir dentro de su espacio interno. Cuando la persona que escucha responde diciendo la palabra “algo” usada apropiadamente, está ayudando a hacer un lugar interno dentro del cual se puede sentir. La palabra “algo” es una invitación a darse cuenta de un lugar que todavía es implícito; por lo tanto la frase “hacer un lugar” en la frase anterior no es del todo correcta. Al mismo tiempo, previamente a que la palabra “algo” señale a ese lugar, no está allí todavía. Entonces ambos son verdaderos.
¿Cómo podemos ayudar a una persona a encontrar y a atender a ese borde poco claro en la zona límite entre lo conciente y lo inconsciente? Una manera de hacerlo es responder de una manera puntual hacia un “algo” poco claro (Gendlin, 1996).
C3: Tuve un sueño…Estaba sola con este hombre, ah, (silencio)… y el sueño era realmente agradable, era una relación en la que me sentía realmente bien.
Cuando pensé acerca del sueño al día siguiente me dije, ¡¡porqué no tengo una relación como ésta!! No se porqué pienso que él va a descubrir en mi algo malo. También estuve pensando en porqué estuve ausente tanto tiempo en el colegio. Generalmente cuando voy terminando algún trabajo siempre me falta algo y no lo termino. Me inquieto mucho y después lo dejo.
T3: Estás diciendo que hay algo similar en estas dos cosas.
C4: Si, tengo todas estas excusas acerca de porqué nunca hago todo lo que puedo, ooh…
T4: Vas llegando a la meta y entonces algo te detiene.
Gendlin señala que el terapeuta pudo haber reflejado sin señalar un “algo”. T3 podría haber sido “no entregar tu trabajo es como no poder estar con un hombre” – que seguramente es comprender lo que el cliente está diciendo. Entonces “apuntar a este algo” es un movimiento especial de Focusing porque sabemos que estar en un borde poco claro, en una experiencia imprecisa todavía-no-completamente describible, es muy poderoso, es como la puerta de entrada hacia el despliegue.
F: No hay nada mas que pueda hacer.
L: Hay algo en vos que siente que no hay nada mas que puedas hacer.
F: No quiero ir a ningún lugar cerca de allí.
L: Hay algo en vos que no quiere ir a ningún lugar cerca de allí.
Reflejar lo que está allí; no reflejar lo que no está.
Es obvio que el focalizador solo puede sentir lo que está allí para él; no se puede sentir adentro de lo que no está. Aún así hay personas que hablan todo el tiempo de experiencias que no están teniendo, o que no pueden tener.
“También hay algo vago. No puedo captar que es”.
“No se de donde viene esto, pero hay como la sensación de una parte de mi que necesita apoyo”.
“No se cómo describir esta sensación en mi garganta”.
Sugeriría que el modo de acompañar un proceso de Focusing es reflejar lo que hay, y dejar de lado lo que no hay.
F: También hay algo vago. No puedo captar que es.
T: Estás sintiendo algo que es vago.
F: No se de donde viene esto, pero tengo la sensación de una parte de mi que necesita apoyo.
T: Sos conciente de la sensación de una parte tuya que necesita apoyo.
Cuando el focalizador no utiliza una palabra para referirse a lo que está allí, a pesar que hay algo allí, el que escucha puede agregar la palabra “algo” para señalar eso que hay.
F: No se como describir esta sensación en mi garganta
L: Estás sintiendo algo en tu garganta.

Reflejar el aire fresco.

Cualquier cosa que sea fresco, nuevo, o algo que conmueve, siempre necesita apoyo. El que escucha puede dar ese apoyo simplemente reflejando esa parte.
La secuencia que sigue es de una sesión de dos personas con experiencia en Focusing.
F: (Hay algo aquí) que necesita descansar. Y necesita privacidad. Esto es fuerte – no quiere que lo vean, ni contar nada.
T: No quiere contar nada.
F: Puede ser tocada cuidadosamente, pero no quiere hablar. No quiere tener que responder.
T. Estás sintiendo algo allí que puede ser tocado, sólo eso es posible. Ser tocado cuidadosamente.
Su acompañante, Chris McLean, dijo esto después del proceso: “elegí reflejar esta parte – el tocar – aún cuando lo último que había dicho fue “No quiere hablar. No quiere tener que responder”. Creo que sentí un movimiento en todo eso, un movimiento hacia delante. Ya habíamos estado con la parte que no quería tener que responder, y aquí estaba lo nuevo, entonces reflejé sólo esto nuevo.
Muchas veces, el “aire fresco” se puede encontrar, no tanto en sus palabras literales, sino mas bien en las implicancias positivas de una frase negativa. Sería una frase que signifique lo mismo que lo que se ha dicho, o quizás parafraseando, sin un “no” en ella. (Con los términos “positivo” o “negativo” estoy señalando solo al hecho lingüístico, haya o no un “no” en la frase. No estoy evaluando la frase).
F: No sabe como tranquilizarse.
T: Quiere encontrar un modo de tranquilizarse.
Aquí hay otro ejemplo, de la sesión dada como Apéndice de este trabajo:
A: …mi conciencia vuelve sobre la mujer en el campo de batalla para invitarla a sentir que querría ella. Y me dijo “No me apures. Todavía no terminé”.
B: Si, ella tiene algo que hacer primero. No ha terminado de hacer algo.
Aquí el que escucha refleja la frase “No me apures. Todavía no terminé”, por “Ella tiene algo que hacer primero”. Esta respuesta ilumina lo positivo (no contiene un “no”) dentro de lo negativo. A continuación refleja las palabras mas exactamente (“No ha terminado de hacer algo”) para asegurarse que esa parte se sintió escuchada.

Desidentificación.

No exageramos si volvemos a enfatizar la importancia de la desidentificación. Ya hemos hablado del poder de la Relación Interior y de la Presencia del focalizador con lo que está dentro de él. La desidentificación es la primera clave que abre este gran reino de la Presencia interior.
Gendlin dice, “Focusing es esto tan deliberado en donde un “Yo” presta atención a un “eso”. Así y todo las personas muchas veces dicen y se experiencian a si mismos como todo “Yo”.
“(Yo) quiero correr”.
“(Yo) tengo miedo a que (yo) nunca lo voy a alcanzar”.
“(Yo) quiero irme y (yo) quiero quedarme”.
“Me parece que no me gusta mucho como (yo)soy”.
No hay un “eso” en ninguna de estas frases, y no sabemos si hay un “eso” implícito en la conciencia de la persona – quizás no lo hay. Sin un “eso” en la conciencia, Focusing es mas difícil, entonces la persona que escucha puede facilitar el proceso ofreciendo un “eso” como posibilidad para que el focalizador lo considere.
Esta es una manera de hacerlo:
F: (Yo) quiero correr.
L: Hay un deseo de correr.
“Yo quiero” se ha convertido en “hay un deseo…” y de esta manera hay un “eso” para sentir dentro. Nuestra palabra favorita, “algo” nos ofrece otro modo:
F: (Yo) tengo miedo a que (yo) nunca lo voy a alcanzar
L: Algo en vos tiene miedo a que nunca lo vas a alcanzar.
Cuando el focalizador está experienciando sus partes, probablemente valorará recibir un reflejo que dice “una parte tuya”.
F: (Yo) quiero irme y (yo) quiero quedarme.
L. Hay una parte tuya que quiere irse y una parte tuya que quiere quedarse.
Esta separación clara de partes es especialmente valiosa cuando el focalizador está atrapado dentro de una lucha interna.
F: Me parece que no me gusta mucho como (yo) soy.
L: Hay algo en vos que no le gusta mucho algo tuyo.

Fritz Perls y el “eso” vacío.

Las personas que han estudiado con Perls (padre de la terapia Gestalt) o sus discípulos, muchas veces se sorprenden por el amor de quien practica Focusing hacia esta palabra chiquita “eso” (it, en inglés). Perls fue famoso por su insistencia para que sus estudiantes se apropien de sus sentimientos usando la palabra “Yo” en lugares en que usaban un sujeto impersonal (it, en inglés). “(Eso) es triste” se convierte en “(Yo) estoy triste”, “(Eso) es deprimente” se convierte en “(Yo) estoy deprimido”, etc.
He tenido gente que me dijo, “Estoy trabajando mucho para apropiarme de mis sentimientos y ahora parece que querés que vaya para atrás y diga “eso” otra vez. Mi respuesta es que estoy contenta que han aprendido a apropiarse de sus sentimientos – y ahora quiero que vayan, no para atrás, sino aún mas adelante. El “eso” que no le gusta a Perls con tanta razón, no es el “eso” de Focusing.
En la estructura del idioma inglés, cada frase necesita un sujeto. A las oraciones que describen procesos en donde no hay un sujeto, se les agrega sujetos “vacíos”, “it”: “it’s raining” (“está lloviendo”), “it’s dark”, (“está oscuro”). En este caso, el sujeto neutro “it”, (en inglés) no significa nada, no está referido a nada. Estas oraciones sin el “it” tendrían el mismo significado pero no se ajustaría a la gramática de la lengua inglesa.
Los que hablamos inglés hemos usado este “it” vacío para alejarnos de nuestros sentimientos y opiniones, haciéndolos aparecer tan impersonales como el tiempo meteorológico.
“Es interesante”.
“Es espantoso”.
“Es impresionante”.
“Es abrumador”.
“Es deprimente”.
Cada una de estas frases da la impresión de que lo que se dice no es acerca del que habla, sino acerca de alguna condición externa a él. Puedo decir que el libro fue interesante, la película fue espantosa, el puente era impresionante, la tarea fue abrumadora y la pérdida resultó deprimente. Y en realidad en cada caso estoy hablando de mis propios sentimientos: Soy yo quien esta interesada, espantada, impresionada, abrumada, deprimida.
Pero este sujeto vacío no es el mismo que el de Focusing, porque este último se refiere a algo sentido en la experiencia interna. No está vacío. Se refiere a algo. Entonces si comienzo diciendo, “Es impresionante” me puedo apropiar del sentimiento y decir “Estoy impresionada”. Luego me puedo mover a la manera de Focusing para sentir la impresión en mi cuerpo y decir quizás, “Estoy sintiendo algo apretado en mi estómago. Está impresionado”. “Es impresionante” – sujeto vacío – se ha vuelto “Estoy impresionada” – sentimiento propio – y se convierte en “Está impresionado” – algo para acompañar a la manera de Focusing.
Ciertamente nunca queremos ir para atrás, y transformar el “eso” del que practica Focusing nuevamente en un “Yo” de la identificación:
F: “Este lugar en mi estómago está enojado”.
No recomendado: L: “Vos estás enojado”.
Preferible: “Ese lugar en tu estómago está enojado”.

Ese “algo” está vivo

Anteriormente, nos referimos a una sesión con un cliente mencionada por Eugene Gendlin (1990), como un ejemplo para ver cómo el terapeuta sigue bien de cerca las palabras del cliente cuando éste está en contacto muy cercano con algo en su interior. Pero hay un lugar en este ejemplo, en donde el terapeuta modificó las palabras del cliente mínima y significativamente.
C: No puedo querer nada. (Silencio…) Esto necesita descansar y no puede hacerlo. Si se queda quieto y descansa, morirá. Necesita mantenerse en guardia.
T: Hay mucha necesidad y anhelo de descansar, y quedarse quieto y dejarse llevar; pero de alguna manera esta parte tuya no puede descansar. Se siente que morirá si deja de estar en guardia. (Silencio…)
Lo que ha hecho el terapeuta de algún modo es animar la parte. Cuando el cliente dijo, “morirá…” la respuesta fue, “Se siente que morirá”. “Morirá” podría haber sido una descripción externa, una valoración objetiva. El que escucha responde al interior de “un eso que está vivo”, desde el punto de vista de “eso”.
A medida que la sesión continúa, ese “algo” en la conciencia va tomando cada vez mas las cualidades de estar vivo. Si el que escucha reconoce que esto sucede, puede responder de un modo que apoye la vida.
F: Está cansado. No quiere hablar.
L: Te está haciendo saber que está cansado y que no quiere hablar.

¿Quién lo dice?

La teoría de la lingüística nos dice que cada frase expresada está situada en tiempo y espacio y orientada hacia el que habla y los oyentes. Por esta razón podemos usar palabras relacionales como “yo”, “vos”, “ahora”, ”luego”, “aquí”, etc. y hacer que nos entiendan, aún cuando “yo” se refiere a mi cuando yo la uso y a vos, cuando vos la usás. Si no sabemos quien dijo la frase (o donde o cuando), entonces no sabemos hacia que y hacia quien se refieren estas palabras.
La manera mas obvia de usarlo, desde el punto de vista lingüistico, es cambiando estas palabras relacionales cuando reflejamos la frase del focalizador.
F: Algo en mi está enojado.
L: Algo en vos está enojado.
F: Estoy sintiendo un peso aquí.
L: Estás sintiendo un peso allí.
No obstante, como estamos hablando al mismo tiempo que el focalizador, no necesitamos cambiar las palabras referidas al tiempo.
F: Ahora está comenzando a cambiar.
L: Estás sintiendo que ahora está comenzando a cambiar.
Hay algunos practicantes de la escucha que no cambian las palabras del otro de ningún modo. Para mi, suena bastante extraño, pero puedo comprenderlo si imagino al que escucha cuando refleja las palabras del que focaliza en forma de cita.
F: Algo en mi está enojado.
L: “Algo en mi está enojado”.
Es verdad que algunas veces el focalizador dice palabras que suenan tan poderosas y significativas que dudamos si tenemos que cambiarlas, ni siquiera un poco. Cuando esto pasa, prefiero hacer la cita explícita, diciendo algo como, “Lo que aparece allí es…” o “Las palabras que vienen son…”
F: ¡No voy a soportar eso nunca mas!
L: Las palabras que vienen son: “¡No voy a soportar eso nunca mas!”.
Cuando el que escucha siente que podría sonar extraño repetir las palabras, generalmente es porque, si lo hacemos sin ninguna frase previa, podría parecer que el que escucha acuerda con lo que el que focaliza está diciendo. Generalmente son enunciados valorativos, en lugar de mencionar sensaciones corporales o emociones. Difícilmente hay un “borde” para sentir dentro de un enunciado como éste. Muchas veces surge de una parte a la que le gustaría cerrar una puerta en lugar de abrirla. Por eso resulta facilitador si el que escucha puede señalar esa parte, la que está hablando, usando nuestra palabra favorita para señalar bordes: “algo”.
F: Nada se puede hacer con gente así.
L: Algo en vos está diciendo: “Nada se puede hacer con gente así”.
Cuando nos damos cuenta que las palabras vienen de una parte, de algo interno, y no del “yo” del focalizador, es especialmente facilitador ponerlas en forma de cita y determinar quien las dice. “Algo en vos está diciendo” es útil si la parte no está identificada. Pero algunas veces podemos suponer quien está hablando.
F: Estoy sintiendo esta parte mía que está tan… enojada, creo. Como un niño pequeño que odia a todos.
L: Esa parte tuya se siente como un niño pequeño que odia a todos.
F: Déjenme solo!!
L: Es como si el niño dijera, “¡Déjenme solo!”

Escuchar con Presencia.

Dijimos que el tercer propósito de escuchar es ayudar a la persona que está focalizando a “hacerle compañía” a algo dentro suyo, desde la Presencia. Hemos hablado de la importancia de la desidentificación, y de cómo las respuestas que surgen de esta escucha pueden ayudar al focalizador a recordar que él no es su enojo, ni su miedo, ni su tensión, ni su juicio, ni ninguno de sus estados temporarios.
Pero ¿qué es la persona que focaliza, si no es alguno de esos estados temporarios? Es Presencia. Así lo llamamos Barbara McGavin y yo: es el estado del ser que puede estar con cualquier cosa, sin preferencias, sin juicios, y sin nada programado. Cualidades de la Presencia son: compasión, permiso, espaciosidad, apertura, aceptación, paciencia, cariño…
Gendlin dice “ser amigable con la sensación sentida, y recibir abiertamente cualquier cosa que aparezca. McMahon y Campbell lo llaman “la sensación de presencia cuidadosa”. Claramente es algo que ayuda a que el proceso de Focusing suceda. ¿Cómo puede, una persona que escucha, generar Presencia?
Lo que puede hacer el que escucha es reflejar la presencia del focalizador con lo que está diciendo, haciéndolo explícito. Cada vez que el focalizador describe algo de su experiencia, se da por hecho que eso es lo que está experienciando, sintiendo. Al hacer explícito lo que siente, el que escucha confirma, apoya y profundiza la experiencia de Presencia del focalizador. Para esto recomendamos usar las palabras “Estás sintiendo…”, y también “Sos conciente de…”, “Estás notando…” y en algunos casos también es útil “Te estás dando cuenta…”
F: Este lugar en mi estómago está cerrado de bronca.
L: Estás sintiendo ese lugar en tu estómago que está cerrado de bronca.
F: Tengo una banda apretada que me atraviesa el pecho.
L: Estás sintiendo algo que atraviesa tu pecho, como una banda apretada.
F: Oh, ya veo! Esta parte cree que nunca nadie podrá ayudar.
L: Te estás dando cuenta que esa parte cree que nunca nadie podrá ayudar.
Cuando el focalizador no siente compasión o paciencia o aceptación acerca de alguna parte de si mismo, no está en Presencia. Aún así, la Presencia siempre está allí, disponible, detrás de las identificaciones temporarias. Entonces, si el que acompaña refleja lo que el focalizador dice como si estuviera en Presencia, funciona como una invitación sutil – la que, como todas las invitaciones, pueden ser rechazadas – para encontrar Presencia nuevamente.
F: No me gusta esta parte pesada de mi.
L: Estás sintiendo una parte que se siente pesada, y estás sintiendo otra parte que no le gusta esta parte.
F: ¡Estoy enojada!
L: Estás sintiendo algo en vos que está enojado.
F: No. YO estoy enojada.
L: Oh, VOS estás enojada.
Barbara McGavin y yo llamamos “Escuchar con Presencia” cuando combinamos “estás sintiendo” con “algo en vos”. El efecto muchas veces es resaltar que hay dos partes, y ofrecer al focalizador la oportunidad de reconocer y estar con alguna de ellas o con las dos.
F: Esta parte necesita cambiar mas rápido.
L: Estás sintiendo algo en vos que necesita que esta parte cambie mas rápido.
F: Me asusta.
L: Estás sintiendo algo en vos que se siente asustado, y algo que siente que lo asusta.

El poder de escuchar.

Mi creencia personal es que no valoramos suficientemente el escuchar y, por lo tanto, lo utilizamos poco. Siento que cuando escuchamos con sensibilidad y habilidad, no es necesario guiar, o quizás solo un poco, especialmente entre personas que hacen Focusing habitualmente. Cuando el que acompaña sólo escucha o escucha la mayor parte de la sesión, y no guía o solo guía un poco, está respetando el proceso del focalizador quedándose fuera del camino, y permite que éste aumente su sensación de estar al mando del proceso. También disminuye en el que acompaña, la sensación de responsabilidad acerca de la sesión. A pesar de todo lo que hemos dicho acerca de los beneficios de una escucha eficaz, la sesión le pertenece al focalizador.
Hasta podríamos pensar en la posibilidad de que la necesidad de guiar indica alguna falla al escuchar. O, para decirlo positivamente, cuando la escucha está bien hecha, hay menos necesidad de guiar.
Un ejemplo es lo que ocurrió recientemente en una sesión de entrenamiento en mi centro en Berkeley. La sesión parecía desarrollarse bien, excepto en un momento en el cual el focalizador se sintió bloqueado y necesitó ayuda de su profesor. En la puesta en común posterior volvimos a ese punto y nos preguntamos si el compañero podría haber hecho algo para ayudar en ese momento, partiendo sólo de su escucha. Descubrimos que hubo poco que se podría haber hecho. Pero cuando fuimos un poco mas atrás, al momento anterior a sentirse bloqueado, vimos que se había pasado por alto reflejar una sensación sentida en el cuerpo, y pudimos darnos cuenta que el “sentirse bloqueado” sucedió justo después de que se pasó por alto ese reflejo.
F: Siento cierta pesadez en mi espalda y en mis brazos. Podría relacionarlo a cargar algo, como un peso.
L: Algo en vos parece estar cargando como un peso.
F: Si, algo en mi espalda y brazos, ahí es donde lo siento. Le estoy diciendo “hola” a esa sensación de estar cargando un peso, y le pido que me diga algo mas acerca de eso que se siente como un peso. (Pausa larga) Estoy sintiendo otra parte mía que quiere apurar este proceso… (en este punto el profesor ofreció su ayuda, invitando al focalizador a quedarse con lo que estaba allí, con curiosidad e interés, y sentir desde su punto de vista antes de hacerle a eso alguna pregunta).
Luego el focalizador acordó que si la frase en itálicas hubiera sido reflejada como: “Estás sintiendo algo como una cierta pesadez en tu espalda y en tus brazos…” hubiera ayudado a estar más directamente en contacto con la sensación sentida, en lugar de moverse hacia sus pensamientos acerca de eso.
En un primer borrador del libro de Eugene Gendlin acerca de Focusing y Psicoterapia, hay una lindísima metáfora acerca de escuchar. No pude encontrarla en el libro publicado, por eso lo voy a citar del borrador:
(Escuchar) muchas veces es como agregar algo a una rueda en movimiento. La rueda ya está moviéndose y querés agregarle movimiento. Para eso no hay que pararla primero, para empujarla. Se le dan pequeños empujones que se adecuan al movimiento que ya tiene.
Escuchar es como tocar una rueda que ya está en movimiento, en la misma dirección en la que se está moviendo. No parece suceder nada que llame nuestra atención. Sin embargo se está creando un espacio para que ocurra el mas grande de todos los milagros humanos: sucede mucho mas cuando permitimos a lo que sea encontrar su propio desarrollo, que cuando tratamos que algo suceda.

Apéndice: Escuchar, en una sesión.

A: Estoy llevando la conciencia a mi cuerpo. Y estoy sintiendo algo, como a una persona dentro de mi, una parte de mi. La siento como una ella, que siente – la palabra es shock, y también – hay una sensación como de ella volviendo, quizás hasta casi, como de un coma o emergiendo de un período largo de enfermedad (mmm) todavía débil y luego yendo hacia un lugar en donde, ahh, está mirando y hay una sensación de que ella no entiende. Otras cosas están como viniendo de su parte del dragón, como porqué no hiciste esto. ¿Porqué no hiciste esto todavía? Y oh, una pequeña sensación de estar sobrepasada y débil y confundida – y ahora estoy sintiendo lo que se siente como central en todo esto (pausa larga). Su – es interesante – su emoción no es miedo, o culpa ni ninguna de esas cosas. Quizás está mas perpleja que confundida. Como ingenua. Ella es ingenua acerca de si misma (ahh).
B: Podés sentir que hay ingenuidad en esta chica, mujer, persona.
A: Si, es una mujer, no es una niña. Está caminando a través de un campo de batalla en donde la batalla terminó. Está tocando pedazos de cañón, cuerpos destrozados y cosas. Tocando con una ingenuidad como si estuviera tocando flores. Como con curiosidad solamente.
B: La estás viendo caminar a través de este campo de batalla, tocando los muertos, los cañones y otras cosas con una cierta ingenuidad como si fueran flores, con curiosidad.
A: Me hace acordar a un poema que escribí cuando tenía diez y seis años o algo así. No lo recuerdo pero la primera línea era: Y si escogemos nuestro camino a través de un campo de batalla
B: Si, eso viene…
A: Y hay lágrimas aquí.
B: Podés sentir lágrimas.
A: (pausa larga): Muchos de mis clientes han estado trabajando últimamente con una parte que está aturdida por el dolor y otra parte que está ansiosa por avanzar en la vida. Y quizás por eso estoy viendo, o comenzando a tener una sensación de una contraparte que está ansiosa.
B: Ah, estás comenzando a sentir allí una contraparte que está ansiosa.
A: Eso dice “¡Vamos, no podemos perder mas tiempo con esto, tenemos que movernos!”.
B: Si, la estás escuchando decir, “¡Vamos. No tenemos mas tiempo para esto. Comenzá a moverte!”.
A: Y a la mujer en el campo de batalla, no se la puede apurar. No hay manera. Ni escucha, o ella escucha vagamente esas urgencias a moverse, pero difícilmente las capta. Está muy compenetrada en lo que está haciendo.
B: Mmm, podés sentir que no se la puede apurar. Está compenetrada en lo que está haciendo. La otra voz es solo… ella la escucha, pero apenas.
A: Mmm, le estoy diciendo a la otra voz, “Si, yo se que estás asustada. Estás asustada de que algo se dañe o se desintegre si no se le presta atención”.
B: Estás realmente haciéndole saber que escuchaste como está de asustada.
A: (pausa larga) Esa parte, si, está comenzando a mostrarme que quiere, al menos en un nivel. Es como si hubiera un anhelo, se siente como si esa parte está llevando un anhelo de expresar nuestros mensajes al mundo y hacerlos escuchar allí. Como si, aún mientras estoy en esta sesión, hay algo en mi que dice, “Vos sabés que esto se puede animar!” (risa). La tecnología avanza y no es tan difícil, y podemos animar muchas de estas típicas partes y contrapartes, y las personas pueden relacionarse verdaderamente con eso. Y eso realmente ayudaría. Y es como si (ahh) (profundo suspiro) una sensación de una gran, al menos esta parte siente, una gran separación, una distancia entre lo que me siento capaz de…
B: Si, podés sentir cómo está llevando esta parte el anhelo por todo su potencial…
A: Si, la brecha entre la realidad y el potencial se siente realmente grande ahora. Y esta parte siente que uno de los problemas es esta mujer de blanco que está mirando…
B: Es como si desde su punto de vista esta mujer es el problema, o un problema (uno de los problemas) entre el potencial y adonde estás ahora.
A: Si. Y quisiera sólo reconocer la sensación de la brecha y hacerle saber a esa parte que tanto quiere que eso cambie, que está tratando de darse cuenta cual es el problema.
B: Mm. Hum. Si, estás realmente haciéndole saber que podés sentir cuánto quiere reducir esa brecha.
A: Si, mm. Por la manera en que dijiste eso me hace querer preguntar como se sentiría tener esa brecha reducida.
B: Mmmm.
A: Y sentí eso solo un momento, y mi conciencia pasó a la mujer en el campo de batalla para invitarla a sentir que querría ella. Y dijo “No me apuren. Todavía no terminé”.
B: Si, hay algo que necesita hacer antes. No ha terminado con algo.
A: Si. Y diciéndolo de esa manera, y escuchándote reflejarlo de esa manera, ella cambia un poco. Estaba mirando aturdida y nuevamente, cuál fue la palabra del principio? Shock. Y ahora parece que tiene algún propósito. (mmm) Hay algo que necesita hacer. Eso es. (mmm) Y quiere hacerlo pero no quiere que la apuren, porque no estaría bien apurarse. (mmm) No se puede hacer apurado.
B: Mmm, cualquier cosa que sea lo que necesite hacer no se puede hacer apurado y podés sentir que hay algo poderoso para ella. Pareciera que hay cierta fuerza allí.
A: Si, siento – bueno me estoy sintiendo realmente emocionada, y no solo por eso, también fui hacia el otro lado… y algo cambió también (aaah) porque ante la presencia de su propósito, está sintiendo que su propósito ahora es mantener la intención y mantener la conciencia del potencial y se está sintiendo bien y orgullosa porque tiene ese propósito.
B: Si…
A: Todo eso me emociona (lágrimas).
B: Podés sentir como la otra parte sostiene el potencial. Es como un container para esto – o algo parecido.
A: Si, si.
B: Y se siente orgullosa porque tiene este propósito.
A: Si, se está sintiendo mucho mas capaz de ser paciente.
B: Mmm. Cuando siente su propósito, su necesidad de hacer algo.
A: Si, y otra vez, cuando siento sus ganas de ser paciente, siento emoción. Vienen lágrimas. (Si) me siento emocionada por las ganas de llevar adelante los propósitos de las dos partes. (si) Es fabuloso.
B: Si, te estás sintiendo emocionada por las ganas de llevar a cabo los propósitos de las dos partes.
A: Si… estamos llegando a un buen momento para detenernos.
B: Y hay todavía dos minutos.A: (gran suspiro). Si, creo que es por todo eso de sentirse escuchada que esta parte ansiosa cambió de ser ansiosa a ser respetada. Su trabajo es recordar su potencial. Eso todavía es verdad, era verdad antes. Pero, al ser escuchada, la parte cambió de ser ansiosa para recordar el potencial (ahh) a ser respetada por recordar el potencial.
B: Y no tiene que presionar.
A. Si, si. Y no tiene que ser – hay algo como pertenecer a un grupo mas grande y no se tiene que sentir sola (si) y la “ansiosa” viene de sentir que nadie la iba a escuchar.

Fuente: https://focusingresources.com/el-poder-de-escuchar/

vendredi 23 février 2018

Sé amable con el miedo - Jeff Foster

Sé amable con el miedo,
El es un niño, hijo de lo desconocido,
Ha viajado años luz para encontrarte.
No temas sentirlo en todo tu ser,
No te lastimará,
Déjalo que se acerque,
Permítele penetrarte si así debe ser.
Siente su vitalidad, el corazón latiendo rápidamente,
La vibración y cosquilleo en el cuerpo,
Hasta que no exista división entre “tú” y el “miedo”,
Hasta que ya no puedas llamarle “miedo” en absoluto,
Hasta que sólo sea vida, pura e inmediata, indescriptible,
Y benevolente.
El miedo es algo que se quiebra y se abre a lo desconocido,
Es la explosión de las incertidumbres.
Es el forjarse un nuevo camino en lo vasto de la noche.
Es la emoción de estar despierto.
El miedo te recuerda que vives en el borde del misterio,
Que bebes de la fuente de las posibilidades,
Que tu ser es inmenso,
Que sólo lo falso puede morir.
No alejes tu miedo,
Ni lo etiquetes de “negativo” o “no espiritual”,
No finjas que no está allí,
No te apresures a querer eliminarlo, o transformarlo.
Ni siquiera lo sanes.
No es un enemigo, y no es un error,
Contiene una gran inteligencia y poder sanador,
Es ancestral y sabio,
Inclínate ante él.
Permite que el miedo sea miedo,
que se manifieste en toda su magnitud,
Pero no temas,
Permite que el cuerpo se sacuda,
Permite que el corazón tiemble,
Sabes que estas presente,
Y abriéndote, abriéndote…
Permite que el miedo,
tan incomprendido,
descanse en tu vasto corazón.
Permítele caminar contigo,
Cuando se sienta despreciado,
Sostenlo bien cerca de ti.
Permaneciendo en el umbral,
Das esos primeros pasos al vacío…
Estás temblando, pero estas extraordinariamente ¡vivo!

- Jeff Foster

vendredi 16 février 2018

La necesidad de una nueva generación en Coaching y Liderazgo

El lugar de trabajo multi-generacional

Nuevas generaciones de trabajadores influyen en nuestro lugar de trabajo y a su vez en los enfoques de Coaching y Liderazgo. Una es la Generación Y y la otra es "Terceros Actores", quienes pueden haberse retirado previamente pero en cambio están realinéandose para incluir una carrera continuada.
La presencia de muchas generaciones distintas en el lugar de trabajo crea complejidad extra para los líderes y requiere una nueva clase de coaching. Los coaches pueden contribuir con su conocimiento, experiencia, los frutos de sus búsquedas espirituales y sus habilidades reflexivas, y también su vulnerabilidad y su "no-saber", a una nueva clase de liderazgo.
Es el momento para los coaches de cambiar desde ser vistos y verse a sí mismos como una ayuda ténica, hacia convertirse en socios en pleno derecho de los líderes. Esto se necesita en un mundo que es muy complejo para que los líderes permanezcan solos.

Respondiendo a un mundo cambiante

Más allá del lugar de trabajo, los líderes y las organizaciones a la vanguardia están inclinándose hacia los desafíos de un mundo global y amenazado. Responder con gracia y calma en lugar de miedo y rabia es un desafío en sí mismo. El coaching tiene un papel que jugar en este proceso.
Tal como los líderes y los negocios están comenzando a reconocer la contribución que pueden hacer para abordar los desafíos globales, así también los coaches deben hacerlo si desean permanecer relevantes.
Esta es una nueva clase de coaching: comprometido, compasivo y minimizando la pirotecnia en favor de asociaciones comprometidas para crear un legado del que tanto los líderes como los coaches se sientan orgullosos.
Para reunirse con estos líderes y trabajar con ellos en esta agenda expandida estamos viendo la emergencia de lo que he llamado Nueva Generación de Coaching para apoyar a una Nueva Generación de Liderazgo.

Nueva Generación de Liderazgo

Haciendo uso de la experiencia e investigación, la agenda que veo emerger para estos negocios exitosos y visionarios en el futuro tienen cuatro áreas de foco, basadas en cuatro reconocimientos:

  1. Reparación - un reconocimiento del daño causado por la cultura y valores de esta era, de ahí nuestra responsabilidad de reparar e interactuar en actividades reparativas - ejemplos incluyen intensificación del reciclaje y up-cycling (transformar un objeto sin uso o considerado basura en un producto nuevo, de igual o mayor utilidad y valor; además de amigables con el medioambiente); y la comprensión de que el amor en todas sus manifestaciones tiene que ser una mejor base para el progreso que el miedo, la culpa y la retribución.
  2. Riesgo - un reconocimiento de la naturaleza inherentemente riesgosa de los negocios en un mundo turbulento que se mueve rápidamente, por lo tando, dando prioridad a la innovación, flexibilidad y una mentalidad de hacer pilotos y emprendimiento - difundir un modelo mental de emprendedores dentro de la organización.
  3. Regeneración - un reconocimiento de la naturaleza finita de nuestro planeta y la necesidad de reconfigurar el concepto de crecimiento desde proliferación y más grande hacia más profundo y más sabio, y asistir al planeta para regenerarse.
  4. Resiliencia - un reconocimiento de la naturaleza abrasiva de trabajar en el mundo de hoy, y de la ansiedad generada por los ambientes inestables e impredecibles, trayendo la necesidad de mejorar no solo nuestro "rebote" sino, a través de nuestra capacidad inherente de aprender, usar las situaciones para "rebotar hacia adelante".

Nueva Generación de Coaching

De forma similar, una Nueva Generación de Coaching tiene cuatro características que se refuerzan mutuamente. 
  1. Asociación - Los coaches se asocian con clientes en trabajo comprometido y colaborativo hacia una visión compartida. Ellos saben y confían que tienen algo para ofrecer más allá de las herramientas técnicas. Asociación significa asumir riesgos para el coach como también para el cliente, abrirse a caminos inesperados; estar allí por más tiempo y articular un conjunto fuerte de valores. Estos coaches saben que el desarrollo continuo es imperativo para extender el conocimiento y profundizar la sabiduría.
  2. Sistémica - Los coaches ven la interconexión e interdependencia de elementos, personas y acciones. Interactúan con la complexidad de nuestra era y a través de una visión holística, la complejidad de las personas. Una perspectiva sistémica significa saber que pequeños cambios pueden tener grandes consecuencias, y ver la belleza de la complejidad. Estos coaches consideran al lider en relación con su equipo y su organización, reflexionando sobre las decisiones tomadas y trabajando en una forma integral.
  3. Propósito - Los coaches creen que su trabajo es ayudar a los líderes a descubrir no solamente su ser auténtico sino también su contribución al panorama genera. Ayudan a los líderes a dar un paso atrás y ganar una perspectiva más amplia, de largo plazo. El Coaching está posicionado hacia una visión duradera que otorga propósito y corta lo no esencial, uniendo agendas en conflicto y estableciendo trabajo en el contexto más amplio de significado compartido. Estos coaches estimulan el pensamiento de legado, mirando atrás a los orígenes y a las raíces de los temas y adelante a las implicaciones de las decisiones.
  4. Espiritualidad - Los coaches basan su trabajo en la espiritualidad pragmática, secular, sin observar una fe en particular, mateniendo independencia mental. El servicio en un espíritu de amor, cuando tantas organizaciones están desgarradas por el miedo, refleja esto. Esto significa trabajar con, a través y más allá del individuo hacia un mayor bien: para la organización y la sociedad que sirve. Los coaches fomentan la práctica regular de atención plena para ayudar a cultivar y mantener la quietud, una capacidad par ano-saber, y la tolerancia al caos que muchos líderes necesitan.

Los líderes hoy operan con información limitada en tiempo limitado - con frecuencia tienen que lanzar su sombrero sobre la pared sin saber cómo van a seguirlo. Los valores centrales fuertes y una fe en nuestro propósito nos ayuda a tomar acción a pesar de la ambigüedad. Allá es donde la nueva generación de coaches entra en juego: asociarse con líderes a través de la oscuridad y la luz y algunas veces a largo plazo.

Hetty Einzig, coach de liderazgo, autor y editor de Coaching Perspectives

Hetty Einzig examina el rol del coaching y el liderazgo en el siglo XXI, y establece una visión persuasiva para su futuro. Recurriendo a la experiencia ganada durante 25 años de coaching con líderes en los sectores corporativo y público, en UK y globalmente, ella desafía el principio de neutralidad del coaching. En lugar de observadores neutrales, ella anima a los coaches a verse a ellos mismos como valientes socios en liderazgo y a trabajar hacia la construcción de un enfoque de coaching holístico y en red para ayudar a crear negocios que sirvan a la sociedad y a nuestro mundo globalizado.

Fuente: http://hettyeinzig.co.uk/2017/12/need-new-generation-coaching-leadership/

vendredi 9 février 2018

La anatomía del miedo: bases fisiológicas y psicológicas

Decía Thomas Hobbes que el día que nació, su madre dio a luz a dos gemelos: a él mismo y a su miedo. Pocas emociones nos definen tanto como este material obstinado y recurrente que no solo no garantiza nuestra supervivencia, sino también a menudo actúa como auténtico cercenador de oportunidades, como voraz enemigo de nuestras libertades y crecimiento personal.
¿Es sano eliminar el miedo por completo?
El miedo puede ser incómodo y paralizante, lo sabemos. Sin embargo, eliminarlo por completo sería como dejar las puertas y las ventanas de nuestra casa abiertas, como andar descalzo por un suelo afilado y pedregoso. Es decir, un riesgo sin sentido que afectaría de forma directa a nuestro equilibrio y subsistencia.
Aún más, lejos de lo que podamos pensar, las personas valientes o audaces tampoco se limitan a borrar esta emoción de sus mentes. El miedo siempre está ahí; solo de saber manejarlo, gestionarlo, hacerlo nuestro.
“Creo que es más valiente el que vence a sus miedos que aquel quien vence a sus enemigos, porque la victoria más grande es sobre uno mismo” – Aristóteles-
Algo interesante que solía comentar el propio Alfred Hitchcock -sobrado entendedor en estos menesteres psicológicos- es que nada podía resultar más placentero que el “miedo controlado”. Una buena parte de la población acude a las salas de cine con el simple propósito de experimentar miedo, angustia, terror. Sin embargo, el simple hecho de saber que se hallan en un entorno seguro y que más tarde saldrán de esa sala “ilesos”, relajados y en compañía de sus parejas y amigos propicia una estimulante sensación de bienestar.
Decir que el miedo es necesario y saludable no es ninguna barbaridad. Esta emoción primaria resulta muy beneficiosa al ser humano siempre que mantengamos cierto control sobre ella. Sin embargo, en el momento en que esta respuesta adaptativa asume el timón y desencadena toda una sucesión de tormentas químicas y cambios fisiológicos en nuestro organismo, la cosa cambia por completo.
Es entonces cuando damos paso al estrés más paralizante, a los ataques de pánico y a ese “secuestro” emocional, donde quedar supeditados a una serie de procesos tan complejos como interesantes…

Bases fisiológicas del miedo: el secuestro de la amígdala

Elena sufrió un accidente de tráfico hace 6 meses cuando llevaba a su hija pequeña al colegio. Ambas salieron ilesas, y sin embargo el recuerdo del incidente y el impacto psicológico del mismo siguen adheridos a su mente como una herida abierta que está afectando gravemente a su calidad de vida.
A veces, incluso el crujido de la botellita de agua que coloca por las noches en su mesita la despierta sobresaltada y llena de pánico recordando el golpe que otro coche le dio a su vehículo. A día de hoy, Elena sigue sin poder coger el coche. Solo con sentarse y colocar las manos en el volante, el corazón se le acelera, siente ganas de vomitar y el mundo a gira a su alrededor como si estuviera en el interior de una peonza.
Al leer esta historia ficticia pero recurrente en quienes han sufrido algún accidente de tráfico, sabemos que nuestra protagonista tendrá que pedir ayuda tarde o temprano. Sin embargo, para comprender el origen de nuestros pánicos, fobias y miedos más comunes no basta solo con comprender el origen de los mismos. Es necesario ir un poco más allá, sumergirnos en la anatomía de nuestro cerebro.

La capa más antigua de tu cerebro

Toda la información que entra a través de los sentidos pasa por la amígdala, una estructura muy pequeña de nuestro sistema límbico que conforma a su vez esa área más antigua del cerebro, esa regida en exclusiva por nuestras emociones. Es interesante saber que la amígdala “monitorea” todo aquello que se sucede en nuestro interior y en nuestro exterior y que en el momento que detecta una posible amenaza, activa una serie de conexiones para generar todo un caleidoscopio de complejas reacciones.
La amígdala a su vez, tiene la mala costumbre de no fijarse en los detalles. No hay tiempo cuando se trata de garantizar nuestra supervivencia y de ahí que a menudo nos haga reaccionar ante estímulos poco lógicos o poco racionales.
Su sistema de “alarma” activa al instante al sistema nervioso para que ponga en marcha una respuesta muy concreta: la huida, y para ello, preparará a todo nuestro organismo.
Experimentaremos un aumento en la presión arterial, intensificación del metabolismo celular, aumento de la glucosa en la sangre, aumento en la coagulación sanguínea e incluso un aumento en la actividad mental.
Asimismo, buena parte de nuestra sangre se dirigirá a los músculos mayores, como las piernas, para disponer así de la suficiente energía para escapar si es necesario.
La adrenalina llega a todo nuestro organismo, provocando incluso que nuestro sistema inmunitario detenga sus tareas porque el cerebro no considera esencial su trabajo. Lo necesario en este momento es poder huir o en caso contrario, prepararnos para la pelea.
Tal y como podemos ver todas esta sucesión de alteraciones fisiológicas y químicas nos pueden ser de ayuda para escapar de un peligro objetivo, de una amenaza real. Sin embargo, cuando el miedo es psicológico e intangible, cuando tenemos el caso de alguien como Elena que asocia ya cualquier sonido brusco al recuerdo de su accidente desencadenando una respuesta de pánico, entenderemos sin duda el desgaste que puede suponer vivir de este modo durante meses o años.

La psicología del miedo y la importancia de gestionar esta emoción

Si hay una dimensión verdaderamente desgastante para el ser humano es el miedo patológico. Ese que conforma la compleja anatomía del trastorno de ansiedad generalizada, de la angustia sin sentido, las fobias, de la hipocondría o los trastornos obsesivos compulsivos… El miedo viene como vemos en muchas tonalidades de grises y negros profundos, de esos donde la persona pierde por completo su capacidad de control, su calidad de vida, su dignidad…
Podríamos decir de hecho que en la actualidad, los miedos que más acompañan de la mano a nuestra sociedad son sin duda los que habitan en nuestra mente, los que no responden depredadores externos, sino a esas sombras internas tan difíciles son de escampar, de disuadir, de desinfectar. Sin embargo, lograrlo es una obligación vital y existencial.
A continuación, te proponemos reflexionar en unas sencillas estrategias con las que intentarlo.

5 claves para disuadir tus miedos

Vamos con algunas claves que pueden ayudarnos a que esta emoción solo condicione nuestro comportamiento para nuestro bien:
Tú no eres tu miedo: identifica tus temores, no los condenes al silencio ni al secretismo. Dales nombre.
Declara la “guerra” a tus miedos. Entiende que han invadido tu intimidad, asume una actitud activa frente a ellos para recuperar el control de tu vida.
Conoce a tus miedos, entiende por qué están ahí. Recuerda que los miedos responden a factores internos y externos, es decir hay factor subjetivo pero también algo externo que te incomoda, que te quita la calma y te resta valentías…
Deja de alimentarlo: entiende que si damos cada día más poder a nuestros miedos, ellos nos acabarán conquistando por completo. No dudes en “racionalizarlo” en aunar más recursos personales, técnicas de respiración, en hacer ejercicio físico, en distraer tu mente… Todo ello te ayudará a reducir la angustia.
Háblate como si fueras tu entrenador: empieza a hablar contigo mismo, como si fueras tu propio coach, tu propio entrenador, diseña estrategias para eliminar conductas limitantes, anímate con firmeza para conquistar pequeños objetivos cotidianos, felicítate a ti mismo cuando los consigas y recuérdate que este, es un trabajo constante.
Para concluir, tal y como podemos deducir el tema de los miedos es una disciplina compleja y muy amplia, un área que conviene sin duda entender para cuidar un poco mejor de nosotros mismos. Porque al fin y al cabo, como suele decirse, para aspirar a una felicidad real, hay que cruzar primero las alambradas del miedo.

Referencias Bibliográficas
André, Cristoph (2010), Psicología del miedo: temores, angustias y fobias. Kairós
Hütler, Gerald (2001) “Biología del miedo: el estrés y los sentimientos” Plataforma actual
Gower, L. Paul (2005) “Psychology of fear”: Nova Biomedical Books

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/anatomia-del-miedo-bases-fisiologicas-psicologicas/

vendredi 2 février 2018

¿Es el coaching una alternativa a la psicología?

« ... fuimos iniciados en la Comunicación no violenta [...] à la fin de la journée, je n’avais plus envie de discuter mais de frapper. »

¿El coaching es una alternativa a la psicología?
Es un artículo y una investigación de Isabelle Taubes en Psychologies Magazine, número de Febrero.
Extracto :
El coaching es un enfoque de "aquí y ahora", que no pretende explorar nuestro complejo de Edipo ni nuestras relaciones precoces con nuestros padres y mucho menos nuestras pulsiones arcaicas.
Sin embargo, cuando se trata de coaching en empresa, papá, mamá y la violencia fundamental que yace en el corazón del psiquismo humano no están nunca muy lejos. Y los coachs no siempre son advertidos de esta realidad.

Mathilde, 47 años, directiva en una empersa de la región lionesa, puede dar testimonio: "Todo el servicio se ha encontrado durante una jornada en una sala donde hemos sido iniciados en la Comunicación no Violenta, pues había numerosos conflictos entre nosotros. Especialmente con un colega que estimaba que dialogar era una pérdida de tiempo y que sólo la productividad contaba. Me sentía realmente incómoda, con la sensación de ser infantilizada. Y al final de la jornada, no tenía ganas de discutir sino de pelear."

¿Cómo interpresar tal fracaso? André de Châteauvieux, profesor de coaching en la Universidad de Paris Dauphine y supervisor, no se sorprende: "El primer grupo conocido por cada uno es la familia, y la empresa es el lugar privilegiado para representar los conflictos familiares no resueltos. También la violencia que reina aveces, debe ser entendida y no rechazada o estigmatizada como lo hacen ciertas técnicas. Hacer coaching, es también confrontarse a las pulsiones de los individuos, su inconsciente. Pero muchos de los profesionales de acompañamiento no han explorado suficientemente su propio psiquismo para enfrentarlo." En consecuencia, "pueden fácilmente, sin enterarse, encerrar a los otros en trampas mentales de las cuales ellos mismos están cautivos, y modtrarse infantilizantes, incluso maltratar", constata Eva Matesanz, psicoanalista, coach de dirigentes y autora con André de Chateauvieux, del libro Erotiser l’entreprise, (L'Harmattan).

Según los dos profesionales, estas actitudes explican por la historia misma del coaching: "Los primeros coachs se comportaban con frecuencia como gurus y poniéndose en posición de padres todo poderosos."