vendredi 11 août 2017

Coaching Esencial - Cris Bolivar

“el ego nos protege pero no nos cuida, en cambio el camino pasa por cuidarnos, sanar nuestra herida, iniciar un proceso basado en el amor y la completitud para así trasformar nuestro ego en nuestro talento-don.”

En esencia estamos en el centro, en ego estamos descentrados.
La salida al sufrimiento tiene que ver con un ser centrado en sí, claro, en contacto con su ser, su sentido, su sabiduría.
El problema es que andamos descentrados tratando, aún de adultos, de complacer las expectativas de los demás. Hemos aprendido que, siendo lo que el Otro nos dice ser, todo irá bien, no volveremos a sentir dolor.
Pero, como hemos dicho, el ego no cuida ni sana nuestra herida, solo la intenta proteger, y lo hace a través del juicio, la no- aceptación, el no-amor, la auto-exigencia... y de ahí el descentramiento, la desconexión con el ser esencial que somos y que no podemos aceptar porque nuestro crítico interior, aliado del ego para que nos mantengamos en sus reglas, nos repite lo que el Otro (cuidador principal con el que establezco los vínculos de dependencia) nos “colocó”: “no seas así, sé como x, hay que ser x para ...”. Y nos niega, niega nuestra vulnerabilidad sustituyéndola por una falsa identidad que viene a tapar la herida, pero no a cuidarla.
El ego, en su intento por proteger a nuestra vulnerabilidad, a nuestro niño interior herido, se olvida del propio ser, se aliena para adaptarse a un Otro que, en nuestra primera infancia, necesitamos para sobrevivir. El Otro coloca una demanda a nuestra necesidad y se abre un agujero, un vacío, un espacio de no-ser que es la herida.
La herida es la sensación de ausencia de, de carencia en el ser, en la construcción que he hecho de mi yo.

“Si eres bueno te amaré”, “si... entonces...”, que cada uno ponga ahí su condicional, qué se le pedía para sentirse cuidado, protegido, amado... para no sentir ese temido vacío y el dolor que conlleva.

De entre toda esa esencia de posibilidades de ser que somos, la orquesta entera que somos, vamos poniendo en la sombra a algunas de esas posibilidades de ser para quedarnos con las que el Otro nos ha “indicado” que son las válidas a través de las experiencias de placer y dolor que se afianzan a través del lenguaje.
Y nos vamos desalineando, descentrando de nuestro ser para identificarnos con el ser que tenemos que ser y acabamos creyendo que somos. Y más creemos que somos nuestro ego, negando otras posibilidades de ser, más nos hacemos pequeñitos. No me amo, no me acepto, me exijo, me niego, me agredo, me traiciono, me abandono,... y pido a los demás que hagan todo lo que yo no hago por mí, que me cuiden por mí, que me amen por mí, que me respeten por mí, que me protejan por mí...

La salida está en el camino del cuidado de sí, la epimeleia heautou griega.
La epimeleia es una actitud de relación con uno mismo, con los otros, con el mundo, una mirada sobre lo que uno piensa y una manera de ser. Desde el Oráculo de Delfos sabemos la fórmula “conócete a ti mismo” (gnothi seauton), pero, en realidad, iba siempre acompañada de “ocúpate de ti mismo”, donde el conocimiento de uno mismo era un caso particular de ocuparse de uno mismo: la epimeleia.

Crecer espiritualmente es generar vínculos de amor con uno mismo.
Ese es el camino, como veremos más adelante, que propone el Coaching Esencial, sea cual sea el nivel de consciencia en el que se encuentre el coachee, el trabajo es acompañarle a su siguiente nivel de aceptación de sí, de cuidado de sí, para trascender el ego y convertirlo en su talento-don, conectándose con su sabiduría interior, sanando la herida.

  • Solo si nos vaciamos, desaprendemos, podemos mejorar
  • Solo si estamos abiertos a aprender, sin barreras, podemos dejar entrar lo nuevo
  • Solo si sanamos nuestra herida estamos abiertos a aprender, sin miedo, sin barreras

Pero, ¿cómo sanar nuestra herida?
El dolor emocional nos muestra donde tengo que cuidarme. En lugar de protegerme cada vez más y desconectarme de mí (neurosis), intentando controlar que yo mismo, el otro, el mundo, sean como necesito que sean, lo que puedo hacer es renunciar al control y aprender a vivir la experiencia de ser, en conexión conmigo, escuchándome compasivamente, humildemente.
Podemos decir que hay tres heridas que se corresponden con los tres grandes problemas existenciales humanos. A todos nos afectan las tres, pero solo una nos pone realmente en crisis, solo uno de estos vacíos existenciales es la base de nuestro ego, y éste va a intentar que no sintamos ese vacío porque nos resulta doloroso. El alejamiento esencial ocurre porque intentamos evitar el dolor en uno de estos tres problemas existenciales y sus heridas.
El ego vive permanentemente desde la carencia, la esencia eternamente en la plenitud.

Herida de vida. De autoconfianza.

Tiene que ver con la dimensión mental, el córtex.
Se ha creado a través de la experiencia emocional de que esto de la vida es difícil, la vida es amenazante, llena de peligros y dificultades que yo no voy a poder afrontar, porque hay una herida de autoconfianza.
Desde esta herida, yo no confío en ser capaz de hacerle frente a esta vida tan difícil, problemática, compleja, y cuesta encontrarle el sentido. No me percibo con los recursos personales para hacerle frente, y siento ese vacío de capacidad. Por lo tanto, lo que se vive de forma difusa y más o menos consciente es el miedo, hay un tono de fondo de ansiedad.
Y lo que intentará el ego para tapar ese vacío existencial es una estrategia mental donde anticipar, controlar, prever, organizar, conocer... estas amenazas posibles para que no nos pongan en jaque, porque está convencido de que no seremos capaces de hacerles frente.

La herida de muerte. De autoafirmación.

La herida de muerte tiene que ver con lo visceral, el cuerpo, lo material, con el cerebro reptil, la intuición y la vulnerabilidad. Lo aprendido es que podemos desaparecer en cualquier momento, que hay que agarrarse a la vida porque somos frágiles, hay que aferrarse, afirmarse, marcar un territorio, pero como hay herida de autoafirmación, esto se convierte en especialmente problemático, uno no se percibe con poder para hacerlo.
La carencia de sensación de poder para autoafirmarse tiene que ver con el hacer, con la acción, y la emoción principal que hay de fondo, manifestada o no, es la ira, que sirve para poner límites, es una herida que se vive desde la necesidad de afirmación que uno no percibe en sí mismo.

La herida de amor. De autoestima.

Relacionada con el sistema límbico, el cerebro emocional.
La herida de amor tiene que ver con que se ha tenido la experiencia emocional de no ser digno de ser amado, no haberse sentido visto, la autoestima que no ha quedado construida y por lo tanto el amor se irá a buscar fuera.
Está orientada a los vínculos, las relaciones, en el qué sentir para ser lo que se ha de ser porque no se percibe el valor que se tiene intrínsecamente como ser humano. La emoción principal es la tristeza que produce la pérdida del ser, del no ser digno de ser amado.
Veamos un ejemplo de todo ello... Por ejemplo imaginemos que nos despiden, ante ello puede haber distintas reacciones...
Podría ser que nos dé igual... lo percibimos como una situación complicada, tal vez difícil o incluso incómoda, pero simplemente nos decimos que habrá que volver a buscar empleo y ya está... aunque ya no tengamos un sueldo fijo, aunque tengamos que renunciar a la estabilidad o a ciertas comodidades, no nos pone en crisis. ¿Por qué? Porqué puede que tengamos una herida de amor, y puesto que mi ser no se ha sentido cuestionado, no sentimos que nos hayan despedido por no ser lo que había que ser (por ejemplo han cerrado la empresa), no nos duele, molesta, incomoda, pero no nos duele.
En cambio, la misma situación a alguien con herida de vida lo pondría en crisis, porque aunque entienda que lo han despedido independientemente de él se siente sin suelo, sin seguridad, tocado en su capacidad de enfrentarse a una dificultad.
De igual forma, si tenemos una herida de muerte, no me centraré en si soy capaz de tirar adelante, sé que lo soy, o si yo he sido buen compañero o no... lo que me afectará es sentirme débil, por ejemplo que se ha cometido una injusticia conmigo y no me he podido defender, que ha habido un abuso de poder conmigo o incluso con los compañeros. Eso será lo que me tocará de verdad y abrirá mi herida.
Muchas veces no es fácil identificar la herida, por ejemplo un coachee dice: “No quiero ser abandonado”. Podríamos pensar que es una herida de AMOR. Pero cuando preguntamos: ¿qué pasa si te dejan? y él responde: "No sabría que hacer en esta vida, no me sentiría capaz de..." Vemos que lo que existe en realidad es una herida de Autoconfianza.

Egos de la herida de vida, centro mental (5, 6 y 7).

Los egos que están protegiendo no sentir la herida de vida lo hacen a través de estrategias mentales, donde la gestión de lo mental se convierte en la dificultad. Si uno siente que de forma habitual entra en dificultad para leer la realidad, interpretarla, entra en bucle mental desde una ansiedad difusa, es posible que haya de fondo una herida de vida.

  • El enea5 le hace frente a esto, acepta que la vida es difícil y complicada por lo que se retira, intentando mantenerse en una situación de objetividad donde las situaciones no me afecten para descubrir de qué va esto y enfrentarlo. Busca el conocimiento en profundidad, de investigación y retirada emocional para poder manejarlo en esta subjetividad, para poder hacerle frente a las dificultades que le pueden llegar de la vida. Su lado enredado es la avaricia, necesita más de todo, más recursos, vive en sensación de carencia. En su don o lado luminoso, es decir, cuando está bien integrado, a través de la integración de todos los eneatipos sería el sabio, el que ve las cosas y las puede discriminar.
  • El enea6 intenta responder a su miedo básico buscando redes de seguridad puesto que no cree en sí mismo, no cree en su capacidad de decidir sin equivocarse, por lo que busca a personas o situaciones donde poder apoyarse, por ejemplo una pareja que sabe, una familia, un club, equipo, etc. En su lado oscuro estaría la cobardía y en su lado positivo sería el leal, el cooperativo.
  • El enea7 ante las dificultades lo que hace es irse a otro mundo donde todavía no haya dificultades, porque si se queda en este siempre cree que al final le llegarán, así que está pendiente siempre de lo próximo, por ejemplo de la próxima fiesta, proyecto, relación, etc. En su lado problemático, sería el hedonista, el Peter Pan, el que nunca aterriza, no materializa, en su lado de talento sería el optimista siendo experto en ver las posibilidades que trae la vida.

Egos de la herida de muerte, centro visceral (8, 9 y 1).


Giran en torno a la herida de autoafirmación y la emoción de la ira que puede ser extrovertida, introvertida o ambivalente según el tipo de ego. Intentan tapar la sensación de falta de poder e influencia personal, la sensación de que uno es frágil y vulnerable, y donde uno puede desaparecer de este mundo ya sea física o simbólicamente, por ejemplo, que me quiten mi espacio. Por lo tanto están orientados al hacer para mantener estos límites.
En cualquiera de los tres casos la gestión de lo corporal-visceral-intuitivo es problemática cuando se está en la trampa de estos egos.

  • El enea8 lo hace confrontando, está pendiente de quien manda aquí, si el otro tiene el poder se va a sentir débil por lo tanto él lo tiene que tener, se cree que él es el más fuerte, yo tengo más autoridad y poder que los demás. Su lado de pecado es la lujuria y en su lado luminoso sería el campeón, el jefe, el último de abandonar el barco.
  • El enea9 que está en el triángulo por lo que es él que menos ve, enfrenta esta herida tratando de ser invisible, estaría desde la no acción, intenta mantener su espacio intentando que nadie lo vea porque cree que de ese modo lo va a conseguir, por lo que si nadie me ve no entro en conflicto entonces no molesto y no estorbo a nadie, por ende, empieza a sobre adaptarse y en este juego es ambivalente con la herida, por ejemplo, intenta callar para no generar conflictos pero al mismo tiempo en ese callar, llega un minuto que explota. En su pecado sería la pereza mental de no moverse para no enfrentarse y su don el pacificador, el que sabe mantenerse en armonía.
  • El enea1 lo hace desde una forma más conceptual: hay que ser así, el mundo es de tal modo, este es mi límite, esto es lo que yo decido. La herida va interiorizada y se tiene rabia cuando no se cumplen esas propias reglas de lo que hay que ser rigurosamente en el mundo para que el mundo sea como ha de ser. En su lado negativo el perfeccionista y en su lado positivo es el que sabe detectar cuando algo está mal para mejorarlo.

Egos de la herida de amor, centro emocional (2, 3 y 4).

Están enfocados a de qué manera se ha de ser para tener valor a través de que el otro les quiera, por tanto, intentarán tapar la herida de autoestima intentando crear valor a través del otro, consiguiendo así el amor que uno mismo no se da.
Los tres egos, cuando se enredan, generan dificultad para la gestión emocional.

  • El enea2 cree solucionar su herida dando, mi valor pasa por dar, si yo doy me van a querer, este movimiento implica que yo no puedo reconocer mi necesidad o si no peligraría, por lo tanto el pecado es el orgullo y en su lado positivo un aspecto maternal, ayudador, servicial.
  • El enea3 está en el eje del triángulo neurótico, el que menos se ve, el más inauténtico se identifica desde el rol que ejerce, ese rol que es exitoso, que consigue eso que los demás le están pidiendo, ser reconocido y en esa medida tiene valor personal, en su pecado seria vanidad y en su don el conseguidor, el que hace milagros.
  • El enea4 lo soluciona siendo especial, yo soy raro y en mi rareza viene mi sentido de ser, mi valor. Está cubriendo ésta sensación de baja dignidad, lo esconde con que yo soy único y nadie me comprende, soy distinto a los demás, en su pecado seria la envidia hay una sensación de carencia que hace sentir que él no tiene eso que los demás poseen y en su luz sería el creativo ya que en esa voluntad de ser especial se atreve hacer cosas que otros no harían porque serían poco habituales.

La idea sería ganar en autoconocimiento y reconocer el eneatipo, el ego que se encuentra ahí y preguntarnos ¿qué está haciendo?, ¿qué está intentando tapar? ¿para qué hemos construido esta falsa imagen? de forma que pueda reconocer esta herida antes de hacerle caso al ego y decirle: “hasta ahora me has protegido pero ahora me cuido yo” y empezar a construir mi sensación de autoestima, de autoconfianza o de autoafirmación.
Se puede encontrar la descripción en profundidad de la estrategia de cada eneatipo-ego en libros de referencia como “La sabiduría del eneagrama” de Riso-Hudson.

El camino a la sanación: el ego se transforma en nuestro talento-don

Sólo cuando descubrimos y aceptamos el vacío existencial y vemos que no nos sirven nuestras estrategias egoicas, podremos iniciar el camino de desarrollo alquímico.
Deja de pelearte con tu condición de humano, renuncia al control y al poder, ríndete... transforma tu fragilidad en grandeza.
Hay que aprender a escuchar a nuestro niñ@ interior, que es donde está nuestro niñ@ herido, nuestra vulnerabilidad, sensibilidad, sentido,... si lo bloqueamos para no sentir dolor, éste se acaba somatizando o se distorsiona nuestro deseo básico, generando necesidad, dependencia y sufrimiento.
El tema es cómo nos ponemos en contacto con nuestro niñ@ interior.
A través del dolor emocional.
Éste nos informa de nuestra herida y eso nos ayuda a poder sanarla desde la conexión
con la confianza y el amar, trascendiendo el miedo, nos permiten relajarnos y decirnos “sea lo que sea estará bien porque así es”, sin juicio, el juicio viene de lo que mi ego considera que está bien o está mal en el intento que no nos toquen la herida, porque tiene miedo a que nos duela... pero ya sabemos a donde nos conduce ese camino.
Sin embargo, desde el cuidado de sí (que va acompañado del autoconocimiento), las cosas nos afectaran menos, ganaremos en libertad para ser, plenitud y bienestar, podremos dirigir nuestra vida ocupándonos desde la aceptación.
Amarme es darme permiso y la libertad para Ser, sea lo que sea lo que surja.
Amarnos es lo que nos permite entrar en ese espacio de sabiduría, nos estamos reconectando otra vez con la esencia.
Cuando dejas de pelearte contigo mismo, florece tu don.
No se trata de términos absolutos, es un proceso de toda la vida, en el camino me atascaré, me parecerá retroceder y entonces tal vez viva sufrimiento, frustración, impotencia, estrés, ansiedad, apatía, desde el miedo... O puedo estar yendo hacia otro sitio con más fluidez, más plenitud, menos reactividad, menos ansiedad, desde la esencia.
Desde el MIEDO... Vivo desde la carencia.
Si no tengo lo que necesito entro en estrés, y si lo tengo no suele hacerme feliz.
Desde la ESENCIA... Vivo desde la abundancia.
Si no tengo lo que deseo no me afecta, y si ocurre suele hacerme feliz.

El trabajo en Coaching Esencial: del ego a la esencia.

En Coaching Esencial ponemos foco en acompañar este proceso, leyendo a través del PARDES (herramienta cabalista de lectura hermenéutica) para facilitar consciencia y autoconocimiento del ego que protege la herida, de forma que el coachee pueda desvelarla con compasión para sanarla y transcender su ego de modo que no le resulte limitante y pueda manifestarse desde su potencial para conseguir meta-resultados o resultados extraordinarios.
La función del coach no es engordar al ego, sino facilitar trascenderlo, porque allí se encuentra el verdadero potencial.
Trascender al ego acogiendo y escuchando al niño interior desde la aceptación del ser y facilitar que el ego permita desarrollar la polaridad, abrazar la sombra, ampliar el contacto con la esencia, con la unicidad de las distintas energías del ser (eneatipos) para pasar de una falsa identificación a una identidad más acorde con la realidad del ser... generando sabiduría.
El camino de retorno a la esencia. Un camino hacia la sabiduría.
Es un camino de amor, amor a uno mismo y a la vida. Un camino sin miedo. Un camino de agradecimiento. Un camino de humildad y de confianza. Un camino hacia la autenticidad, la esencia, la totalidad. Un camino hacia la claridad y la luz.

Foco y estrategias de la intervención en Coaching Esencial:

Desvelar al ego y quitarle poder para dárselo a un espacio de sabiduría interior. Abordar la herida para sanarla desde la compasión y el amor hacia la niña herida actualizando la vivencia: ya no es la niña frente a su madre, es una mujer completa.
Fortalecer la confianza frente al miedo a la intimidad, al mostrarse y al rechazo. Desempoderar al crítico interior y a sus mensajes.
Llevar los descubrimientos a la experiencia desde la consciencia para generar una nueva experiencia emocional.
Algunas preguntas clave:

  • ¿Para qué pones pruebas?
  • ¿Qué intentas proteger?
  • ¿Qué pasaría si te eligieran?
  • ¿Qué intentas conservar?
  • ¿Qué intentas evitar?
  • ¿Cuál es el miedo?
  • ¿Para qué evitas la intimidad?
  • ¿Para qué eliges los hombres que eliges?
  • ¿Qué te dices?
  • ¿Eres ahora la niña de 3 años?, ¿quién eres ahora?
  • ¿Desde dónde estás cuando te proteges?
  • ¿Desde dónde podrías estar para confiar?
  • ¿Quién ha de amarte?
  • ¿Quién ha de bajar tu defensa?
  • ¿Qué puedes hacer de forma distinta?
  • ¿Qué otros mensajes te puedes decir a ti misma?

Algunas herramientas de Coaching Esencial:
Voice Dialogue.
Eneagrama.
Visualización de la niña interior.

Fuente: http://www.mundocoachingmagazine.com/1-con-1-todo-o-el-regreso-la-esencia-desde-el-coaching-esencial/

vendredi 4 août 2017

Dominios de realización humana – Rodrigo Pacheco


Elementos que se pueden ver en la corporalidad, que nos constituyen como seres humanos y que tienen derecho a ser ejercidos

Son muchos, tienen que ver con la dignidad humana.

Las preguntas abren puertas a la reflexión de sentir y pensar.
Estas preguntas fueron planteadas durante el webinar de Rodrigo Pacheco para la IAC:

1. ¿Qué sientes respirando? La respiración es un dominio de relación humana.

2. ¿Qué sientes respecto a cómo te nutres?

3. ¿Cuál es tu relación con el tener? ¿Cómo sientes el tener en tu vida?
Tener relaciones, casa, automóvil, lo que nos permite sostener la estructura de vida que deseamos. Es suficiente

4. ¿Sientes que tienes un lugar para ti?

5. ¿Sientes que perteneces? ¿a qué perteneces?

6. ¿Eres reconocido? ¿te importa ser reconocido?

7. ¿Hay lugar para el disfrute y el gozo en tu vida?

8. ¿Sientes que juegas? ¿Con quién juegas? ¿Cuánto juegas?
Los mamíferos son animales lúdicos, les gusta jugar

9. ¿Sientes ser atractivo para otros?

10. ¿Sientes que te atraen otros y dejas que eso se canalice?

11. ¿Sientes que ayudas, que sostienes a otro, que proteges a otro?

12. ¿Sientes que alguien te sostiene a ti? ¿Existe alguien que te sostenga?

13. ¿Sientes ser amado?

Profundamente amado, estás seguro que alguien te ama, te da lugar, te reconoce…

14. ¿Sientes amar?

Estas dispuesto a contener a otro, a transformarte al servicio del otro

15. ¿Sientes que comunicas y te escuchan?

16. ¿Sientes que escuchas a otros?

17. ¿Sientes que puedes guardar silencio? ¿Eliges el silencio? ¿Qué te regala el silencio?

18. ¿Sientes que sueñas? Hay espacio en tu vida para los sueños, ¿concretas los sueños?, ¿tienes sueños?

19. ¿Qué sientes de tu pensar, de tu manera de reflexionar? ¿Qué tipo de conversación es la que más te toma, cómo es tu pensar?
"He notado que tengo una deriva que me lleva a sentirme culpable, a creer que hice algo mal y que necesito reparar de alguna forma."

20. ¿Sientes que descansas profundamente? ¿Hay espacio para la pausa?

21. ¿Qué sientes en el aprender?

22. ¿Sientes que puedes trascenderte?

Trascender: Ir más allá, sobrepasar límites

23. ¿Sientes?

Tiene que ver mucho con el respeto a uno mismo. El espacio para cada una de las emociones. Para que tengan lugar.