vendredi 5 juillet 2019

¿Por qué sentimos Asombro? - Dacher Keltner

Según Dacher Keltner, hay razones evolutivas importantes: Es bueno para nuestras mentes, nuestro cuerpo y nuestras conexiones sociales.

Nuevas historias y publicaciones en medios sociales nos inundan cada día con consejos para mayor felicidad, salud y bienestar general. Pero ¿quién tiene tiempo para incluirlas en nuestras agendas ya empaquetadas? Recientemente, sin embargo, mis estudios me han llevado a creer que una prescripción simple puede tener efectos transformadores: buscar más experiencias de asombro a diario. Esto no requiere una excursión a las montañas. Lo que sugiere la ciencia del asombro es que las oportunidades para asombrarse nos rodean, y sus beneficios son profundos.
El asombro es la emoción de estar en la presencia de algo vasto que trasciende nuestra comprensión del mundo. A principios de la historia humana, el asombro fue reservado para emociones hacia seres divinos, como los espíritus en los que creían las familias Griegas que estaban cuidando sus destinos.
En 1757, una revolución en nuestra comprensión del asombro comenzó gracias al filósofo Irlandés Edmund Burke. En Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, Burke detalló como sentimos lo sublime (asombro) no solo durante rituales religiosos o en comunión con Dios, sino en experiencias perceptuales cotidianas: escuchar un rayo, ser movido por la música, ver patrones repetitivos de luz y oscuridad. El asombro se encontraba en la vida diaria.
Hoy, cuando estudiamos las narrativas de asombro de las personas en mi laboratorio en la UC Berkeley, encontramos evidencia de asombro en lo cotidiano. Si, el asombro surge durante lo extraordinario: cuando vemos el Gran Cañón, tocar la mano de una estrella de rock como Iggy Pop, o experimentar lo sagrado durante la meditación u oración. Sin embargo, más a menudo, las personas reportan emociones de asombro como respuesta a cosas más mundanas: cuando vemos las hojas de un árbol Gingko cambiar de verde a amarillo, al contemplar la noche estrellada cuando acampamos cerca a un río, al ver a un extraño dar su comida a una persona sin hogar, al ver su hijo riendo justo como su hermano. Mi colega Jonathan Haidt y yo hemos discutido que el asombro es elicitado especialmente por la naturaleza, el arte, individuos o hazañas impresionantes, incluyendo actos de gran habilidad o virtud.
Una nueva ciencia está preguntando ahora "¿Por qué el asombro?". Esta es una pregunta que podemos abordar de dos formas. Primero, podemos considerar la visión larga, evolutiva: ¿Por qué el asombro se volvió parte del repertorio emocional de las especies durante siete millones de años de evolución de los homínidos? Una respuesta preliminar de las personas es que el asombro nos une a los colectivos sociales y nos permite actuar en formas más colaborativas que posibilitan grupos fuertes, así mejorando las probabilidades de supervivencia.
Por ejemplo, en un estudio de nuestro laboratorio en Berkele, mi colega Michelle Shiota pidió a los participantes que llenaran la línea en blanco de la siguiente frase: "YO SOY _____." Ellos lo hicieron 20 veces, ya sea mientras estaban de pie ante una replica inspiradora del esqueleto de un T. rex en el Museo de Paleontología de UC Berkeley o en exactamente el mismo lugar pero orientados mirando hacia abajo a un corredor, lejos del T. rex. Aquellos mirando al dinosaurio tendieron a definir sus seres individuales en términos colectivistas - como miembros de una cultura, una especie, una universidad o una causa moral. El asombro incorpora al ser individual en una identidad social.
Cerca al Museo de Paleontología de Berkeley se encuentra un campo de árboles de eucalipto, los más altos de Norte América. Cuando usted observa esos árboles, con sus cortezas descascaradas y el halo de luz verde grisácea que los rodea, la piel de gallina puede ondularse en su cuello, un signo seguro de asombro. Así que en el espíritu de Emerson y Muir - que fundaron el asombro en la naturaleza y profundizaron nuestra comprensión de lo sublime - mi colega Paul Piff montó un accidente menor cerca a esa arboleda para ver si el asombro provocaría una mayor amabilidad.
Los participantes primero o miraban los altos árboles durante un minuto - lo suficiente para que reportaran que estaban llenos de asombro - o desviados 90 grados para mirar la fachada de un gran edificio de ciencias. Ellos entonces encontraban a una persona que se tropezaba, dejando caer un puñado de esferos en el suelo. Con seguridad, los participantes que habían estado contemplando los árboles inspiradores de asombro recogieron más esferos. Experimentar asombro parecía hacer que estuvieran más inclinados a ayudar a alguien en necesidad. Ellos también reportaron sentirse menos importantes que los otros participantes en el estudio.
En estudios subsecuentes, hemos encontrado que el asombro - más que emociones como orgullo o contento - lleva a las personas a cooperar, compartir recursos y sacrificarse por otras, todo lo que son requerimientos para nuestra vida colectiva. Y aún otros estudios han explicado el vínculo entre asombro y altruismo: estar en presencia de cosas vastas invita a un yo más modesto, menos narcisista, que permite mayor amabilidad hacia otros.
Una primera respuesta, entonces, a la pregunta de "¿Por qué el asombro?" se esclarece. En el curso de nuestra evolución, nos volvimos una especie más social. Nos defendimos, cazamos, nos reproducimos, criamos descendientes vulnerables, dormimos, peleamos y jugamos en colectivos sociales. Este cambio hacia una vida más colectiva requirió un acto nuevo de equilibrio entre la gratificación del auto-interés y una orientación hacia apoyar el bienestar de los demás. Experimentar asombro nos pudo haber ayudado a hacer este cambio. Experiencias breves de asombro redefinen el ser en términos del colectivo y orientan nuestras acciones hacia los intereses de los demás.
Una segunda respuesta a la pregunta de "¿Por qué el asombro?" es de tipo proximal: ¿Qué ha hecho el asombro por usted en el momento presente? Y aquí, la ciencia está probando ser clara: Experiencias momentáneas de asombro estimulan la sorpresa y la curiosidad.
Los padres siempre han sabido esto. Privados del sueño ellos observan, en ocasiones asombrados, cómo su niño de cuatro años se maravilla con cada objeto en el mundo, en un estado perpetuo de asombro, con infinitas preguntas de "¿por qué?". Los biógrafos rutinariamente descubren esto en sus estudios sobre innovadores. El asombro impulsa a las personas a descubrimientos de cambio de paradigma y nuevas tecnologías. Como fue el caso de Darwin, Muir, y Einstein. Nuestros estudios en Berkeley están encontrando que simplemente ver cortos videos de imágenes expansivas de la Tierra lleva a las personas a dar ejemplos más originales cuando se les pide nombrar items de cierta categoría (por ejemplo "muebles"), encontrar mayor interés en pinturas abstractas y persistir más tiempo en rompecabezas difíciles comparado con condiciones de control apropiadas.
El asombro también puede ser importante para la buena salud. El foco en nuestro laboratorio es en una rama del sistema inmune conocida como el sistema de citocinas. Las citocinas son mensajeros químicos que a menudo son producidos por células en tejido dañado. Muchas citocinas elicitan una respuesta inflamatoria, lo que es importante para matar patógenos y sanar heridas. La psicología está descubriendo que una respuesta hiperactiva de citocina, sin embargo, enferma crónicamente al individuo y lo hace vulnerable a enfermar, un proceso que puede estar involucrado en cómo la pobreza acorta vidas. Cuando Jennifer Stellar de nuestro laboratorio buscó recientemente una relación entre el sistema de citocina y varias emociones positivas, encontró que de todas las emociones positivas, solamente el asombro predecía niveles reducidos de citocinas en un grado estadísticamente significativo. Aunque esto aún es bastante especultativo, surge la posibilidad de que algunos de los efectos perniciosos de la pobreza se deban a la privación de asombro.
Un último estudio de nuestro laboratorio de Berkeley habla de la promesa de asombro diario. Amie Gordon reunió reportes diarios de asombro de personas durante dos semanas y encontró que es sorprendentemente común en la vida de todos los días. Cada tercer día en promedio, las personas sienten que están en la presencia de algo vasto que ellos no comprenden inmediatamente. Por ejemplo, ver hojas doradas y rojas de otoño formando piruetas en el viento liviano hasta caer al suelo, ser conmovido por alguien que hace frente a la injusticia; y escuchar música en una esquina de la calle a las 2 am todo elicitó dicha emoción. Curiosamente, cada estallido de asombro diario predijo mayor bienestar y curiosidad semanas después.
Estos descubrimientos están siendo hechos en un momento en el cual, se puede decir, que nuestra cultura se está privando del asombro. Los adultos gastan más y más tiempo trabajando y transportándose y menos tiempo afuera y con otras personas. A menudo nuestra mirada está fija en nuestros teléfonos inteligentes más que en notar las maravillas y la belleza del mundo natural o ser testigo de actos de gentileza, que también inspiran asombro. La asistencia a eventos de arte - música en vivo, teatro, museos y galerías - ha disminuído en años recientes. Esto va por los niños también: los programas de arte y música en las escuelas están siendo desmantelados, el tiempo invertido afuera y para exploración desestructurada está siendo sacrificada por actividades para construir curriculum. Al mismo tiempo, nuestra cultura se ha vuelto más individualista, más narcisista, más materialista, y menos conectada con los demás.
Frente a estas grandes tendencias culturales, nuestras acciones individuales propias pueden parecer sin sentido. Pero la investigación sobre asombro sugiere que pasos modestos pueden tener un impacto mayor en nuestro bienestar. Así que no subestime el poder de la piel de gallina - actívamente busque las experiencias que nutran su propia necesidad de asombro, ya sea apreciando los árboles en su vecindario, una compleja pieza de música, patrones de viento sobre el agua, la persona que presiona contra todo pronóstico, o la nobleza diaria de los demás.
Tome el tiempo para hacer una pausa y abrir su mente a esas cosas que no entiende completamente. Será mejor por eso - y a medida que sus emociones de asombro se expanden mediante actos de gentileza, también lo haremos el resto de nosotros.
Este artículo fue publicado originalmente en Slate. Lea el artículo original.

Dacher Keltner, Ph.D., es el director fundador del Greater Good Science Center y profesor de psicología en la Universidad de California, Berkeley. Es el autor del The Power Paradox: How We Gain and Lose Influence y Born to Be Good, y co-editor de The Compassionate Instinct.
   

Fuente: https://greatergood.berkeley.edu/article/item/why_do_we_feel_awe

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