Tener límites claros significa saber quién eres y donde comienzas y terminas. Cuando tus límites están bien definidos, crearás separaciones saludables entre tus propias necesidades y emociones y aquellas de los demás.
Cree la práctica Definir tus Límites como una manera simple y accesible para entrar en contacto con tu sentido de límites personales a través de la exploración física, la imaginación y la consciencia emocional.
Tu límite está apoyado por tu libre flujo de ira y vergüenza. Cuando sabes cómo trabajar con tu ira, te ayuda a observar y responder a los desafíos de límites que vienen del mundo exterior – mientras la vergüenza (amiga y compañera de la ira) te ayuda a observar y evitar los desafíos que pueden venir de tus propias acciones.
Crear tu espacio personal saludable
Para definir tu límite, siéntate o ponte de pie cómodamente y extiende tus brazos estirados a lado y lado de tu cuerpo (si no puedes usar tus brazos de esta forma, utiliza tu imaginación). Imagina que las puntas de tus dedos están tocando los bordes de una burbuja ovalada e iluminada que engloba tu espacio privado personal.
Extiende tus brazos al frente de tu cuerpo y entonces elévalos sobre tu cabeza. Tu límite debería tener la distancia de un brazo hacia todos los puntos – al frente, detrás de ti, a cada lado de ti, sobre ti e incluso debajo de ti.
Cuando puedes imaginar esta área ovalada alrededor tuyo, deja caer tus brazos y relájate. Imagínate rodeado por tu burbuja coloreada y brillante a esa distancia como si fueras la yema dentro de la cascara de huevo protectora de tu propio límite imaginario.
Conoce tu límite personal. Aprende dónde comienzas y dónde terminas y habita este espacio privado definido donde puedes trabajar con tus propios pensamientos, sensaciones, ideas y emociones.
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