Mi mano derecha ha escrito muchos poemas que yo compongo.
Mi mano izquierda no ha escrito ningún poema.
Pero mi mano derecha no piensa "Mano izquierda, no sirves para nada".
Mi mano derecha no tiene ningún complejo de superioridad... y por eso es muy feliz.
Y mi mano izquierda no tiene ningún complejo de inferioridad.
En mis dos manos hay una clase de sabiduría conocida como la sabiduría de la no-discriminación.
Recuerdo que un día estaba martillando un clavo y mi mano derecha no estaba muy firme... y en lugar de darle al clavo, me golpee un dedo. Dejé el martillo para que mi mano derecha cuidara de mi mano izquierda con mucho cariño.
Como cuidándose a sí misma. Sin embargo, no le dije: "Mano izquierda, sabes que yo, la mano derecha, he cuidado de ti y tienes que recordarlo, y tienes que regresarme ese favor en el futuro".
Ellas no piensan así.
Y mi mano izquierda no le dice: "Mano derecha, me has hecho mucho daño. ¡Dame el martillo! ¡Quiero justicia!"
Porque ambas manos saben que son iguales y están unidas.
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