vendredi 7 février 2020

La libertad de ser persona-río

Diario de una devota imperfecta

Erro. Erro porque soy un ser errático, como toda criatura bajo el influjo de sus predisposiciones negativas añejas y sus emociones aflictivas-vaivén. Pero lo grave no es el error, sino el mal hábito de no saber errar bien… la creencia de que a más cruento el azote, más brillante el halo de mi santidad: he aquí mi mayor condena; ser el vientre implacable de mi auto-desdén.
¿Quién dijo que la culpa es muestra de sanidad, cuando no es más que una fijación más de la mente auto-referencial? Me esclavizo a mí mism@ con cadenas forjadas de un acero aparentemente invencible: ese tesón retorcido del auto-flagelo que promete una redención que jamás logra, y procura en cambio una perpetuación certera del dolor. Qué gentil sería la pregunta: ¿cuál es el cambio posible?
¡Ay de mí si por fin me reconociera human@! Si supiera que no por aceptarme como soy hoy, anulo la posibilidad de desarrollo y expansión. No son incompatibles el reconocerme perturbad@, sufriente y animal, con el saber de la maravillosa inasible pureza de mi naturaleza, el valor inestimable de cada una de mis virtudes —diligentemente forjadas—, y de mi inconmensurable potencial.
Hoy decido declarar mi auto-salvación: me salvo de mi confusión de la contracara del orgullo —mi auto-denigración—. Me salvo como salva una madre pájaro al pichón herido, que llora por sus alas haber quedado muy grandes para seguir buscando resguardo en su corteza-prisión. Me salvo en ese instante en que me doy cuenta: no es mi error lo que me define, sino la libertad que me otorga el ser persona-río, un continuo a cada instante renovable, y futur@ hereder@ de mi presente habituación.
Erro porque soy un ser errático. Pero de la condena por serlo, este es el decreto de mi gozosa liberación.

Melisa Biondi (Tenzin Phurdrön)
Psicología • Espiritualidad • Arte

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