vendredi 11 mai 2018

La trampa de la Rectitud - Charles Eisenstein

La forma de ver a la gente es la manera cómo la tratas y la manera en que la tratas es en lo que se convierte. Johann Wolfgang von Goethe

Bajo el acuerdo común de que el problema con el mundo es el mal y que la solución es conquistarlo, es una necesidad psicológica insatisfecha de auto aprobación. Dos terceras partes de nuestro discurso político se dirige a satisfacer nuestra necesidad de tener razón, de alinearnos a nosotros mismos con Dios. Si el hombre que está en desacuerdo con migo lo hace porque es estúpido, inocente, embaucado o malvado, entonces yo debo ser listo, astuto, de mente independiente y bueno. Los juicios positivos y negativos por igual se sostienen como un punto de referencia tácito (peresozo significa "más peresozo que yo" y responsable significa "responsable como yo").
¿Porqué realmente visita esos sitios web que lo dejan exaltado e irritado? Cualquiera que sea la razón que se de a sí mismo (como estar ifnormado), tal vez la razón real es la gratificación emocional, el recordatorio de que usted tiene la razón, que es listo, en una palabra, bueno. Usted es parte del grupo. Si quiere aún más seguridad puede comenzar una discusión en grupo en línea o cara a cara donde usted y un grupo de personas se reúnan a hablar sobre qué tan correctos son y qué horribles, incomprensibles, malos y enfermos son los demás. Desafortunadamente, debido a que esta gratificación es adictiva, ninguna cantidad será suficiente. (La necesidad real aquí es de auto-aceptación, y el agente ofrecido no puede satisfacer la necesidad real). Pronto todos desearán ser incluso más correctos - tener más razón que otros en el grupo, lo que degenerará en luchas y discusiones internas.
Tal vez quiere estar aún más en lo correcto. Entonces, comprométase en desobediencia civil, hágase arrestar, que le golpee la policía. Demuestre a través de su sufrimiento cuán monstruosos son los poderes de hecho. ¡Miren lo que me hicieron!
Ahora, no estoy diciendo que la protesta y la acción directa son siempre o aún usualmente, generados por la arrogancia. También son maneras poderosas de irrumpir en la historia que permite que florezca la injusticia. Ellos pueden exponer la fealdad detrás de una fachada de normalidad. Sin duda, los activistas acérrimos tienen motivos mezclados de servicio genuino y de superioridad moral. En la medida en que el último motivo está presente, los resultados lo reflejarán. Alcanzará su objetivo - lucir bien y tener razón y hacer que sus oponentes luzcan malos. Y usted incrementará la cantidad de odio en el mundo. Sus simpatizantes odiarán y se enfurecerán contra los malhechores. Supongo que la esperanza no declarada es que si esta rabia se desarrolla lo suficiente, todos nos levantaremos y derrocaremos a las élites. Pero ¿qué crearemos en su lugar, cubiertos como estamos de arrogancia y de la ideología de guerra?
La militancia tiene la desventaja adicional de alienar a los no comprometidos, quienes sienten el objetivo de ser correctos por debajo del objetivo profesado de cambiar a la sociedad. Cuando las personas son hostiles con la feminista furiosa, el vegano rabioso, el ambientalista militante, no solamente están defendiendo su Historia del Mundo y la complacencia que permite; están defendiéndose a ellos mismos contra un ataque implícito. Si su activismo, ya sea por el cambio social o para que su familia adopte una dieta más saludable, provoca hostilidad, entonces puede ser un espejo de discordancia interior.
Aún si la respuesta a la militancia no es hostil, el militante es fácil de descartar: su compromiso no es realmente con la causa, es con la militancia.
La activista Susan Livingston me escribió sobre una propuesta que había escrito para un grupo Occupy en Caltech oponiéndose a sus biocombustibles con BP. Ella dijo, "vino porque estaba molesta por la actitud militante de algunos de los compañeros en la charla. No vi el cuidado que me gustaría para la comunidad del conflicto - la multitud de burócratas de nivel bajo, pequeños grupos de interés y dueños de franquisia cuyo sustento depende de BP. ¿Qué son ellos - daño colateral? Y especialmente después de ver The Drilling Fields sobre la devastación humana y ambiental en Nigeria a manos de Shell, no estoy realmente a favor de señalar a BP en respuesta a los resentimientos de algunos estudiantes privilegiados que quieren tener el pastel y comérselo también. Pero tenemos que comenzar en algún lugar, y con el privilegio viene la capacidad para montar una campaña efectiva de resistencia."
En este comentario, Susan está dibujando una conexión clave entre privilegio y militancia. La militancia, la mentalidad de guerra, siempre involucra daño colateral. Algo debe siempre ser sacrificado por la Causa. El sacrificio de otros (la "comunidad del conflicto") es también la mentalidad definitoria del elitismo: por cualquier razón esos otros son menos importantes que yo, mi clase, mi causa. Los privilegiados siempre están sacrificando a otros por su propio bien - el de los demás. Si algunas veces se sacrifican a sí mismos también, eso no mitiga su elitismo.
Esto no quiere decir que las compañías petroleras deben continuar lo que han venido haciendo con el fin de preservar el sustento de los dueños de estaciones de servicio. Es solo que todos necesitan ser vistos y considerados, no descartados. Los militantes piensan que renunciar a la pelea significa dejar que los malos se salgan con la suya. Si el mundo estuviese dividido entre buenos y malos, esto podía ser ciergo, pero a pesar de lo que muestran las películas, el mundo no está dividido así. Alternativas a pelear entonces pueden ser más poderosas y no menos para crear cambios.
Muy a menudo, las acciones tomadas desde la arrogancia solamente terminan validando la arrogancia mediante la respuesta hostil que generan. ¿Lo ve? ¡Le dije que esas personas eran horribles! Acciones directas, protestas, huelgas de hambre y demás son poderosas solamente en la medida en que la arrogancia está ausente. Cuando se emprenden en servicio intencional a una visión de lo que podría ser, son realmente poderosas. No tienen que ser actos de guerra, pueden ser actos de decir la verdad, amabilidad o servicio. ¿Cómo puede saber si su acto es realmente uno de estos y no una guerra disfrazada de amor? ¿Cómo puede decir cuáles son sus motivos propios en sus actividades políticas, ya sea en línea o en la calle? Bien, si tiene una sensación de superioridad sobre aquellos que no están comprometidos, una sensación de condena, o indulgencia condescendiente hacia aquellos que no comprenden - y entonces, debe sacrificar noblemente en su nombre-, entonces el motivo de probarse a sí mismo como bueno seguro está presente. Y es lo que logrará. Puede ir a su tumba lleno de admiración por sí mismo. Puede tener grabado en su lápida "Fue parte de la solución, no del problema - a diferencia de algunas personas".  ¿Pero no preferiría cambiar el mundo?
Pregúntese, si piensa que los ricos, los poderosos, los Republicanos, los Demócratas, los grandes jugadores, los ejecutivos de la industria cárnica, los que extraen petróleo con alta presión - fracking, o cualquiero otro subconjunto de la humanidad es malo - o vergonzoso, repugnante, asqueroso, etc. ¿Estaría dispuesto a renunciar a esa creencia si esto le hiciera un agente de cambio más efectivo? ¿Está dispuesto a dar una mirada a qué tanto de su sistema de creencias es un juego inmenso para sostener una auto-imagen positiva?
Si siente cualquier disgusto hacia el modelo mental que he descrito, el juicio hacia aquellos que lo viven o la actitud defensiva en torno a si aplica a usted, entonces tal vez no esté completamente libre de él. Está bien. Ese modelo mental viene de una herida profunda que la civilizacion carga casi en cada uno de nosotros. Es el grito del ser separado, ¿Y yo qué?. Mientras continuemos actuando desde este lugar, no importa quién gane la guerra contra el mal - lo que ellos ven como mal. El mundo no se desviará de esta espiral de muerte.
Muchas personas - espero que no sea la única- hacen lo que parece ser elecciones éticas o morales con un objetivo secreto en mente: demostrarse a ellos mismos y a otros su propia virtud, darse permiso de gustar y aprobarse a sí mismos. El compañero inseparable de este objetivo es juzgar a quienes no están tomando estas eleccioens. "Soy una buena persona porque reciclo - a diferencia de algunas personas." "Soy una buena persona porque soy vegano". "Soy una buena persona porque apoyo los derechos de la muejer". "Soy una buena persona porque doy a la caridad". "Soy una buena persona porque pratico la inversión socialmente responsable."  "Soy una buena persona porque he renunciado a las recompensas de la sociedad y reparto mi suerte con los oprimidos". "Soy una buena persona porque vivo en el bosque comiendo raíces y bayas con cero huella de carbono." Somos inconscientes de nuestra propia superioridad moral, pero los demás pueden olerla a una milla de distancia. La hostilidad que nosotros los activistas y los bienhechores despertamos, nos está diciendo algo. Es un espejo para nuestra propia violencia.
Derrick Jensen, confrontado con la expresión de Audre Lorde, una vez dijo, "no me importa de quién son las malditas herramientas que estoy usando". La razón para evitar las herramientas del maestro no es evitar alguna clase de corrupción moral. No es para distanciarnos a nosotros mismos de aquellos que ejercen el poder y demuestran a todos -particularmente a nosotros mismos - que nos abstenemos de usar los mismos métodos que los orpesores. Más bien, es que estas erramientas son al final ineficaces.
Si construir una auto-imagen positiva es el objetivo de nuestras acciones, entonces es eso lo que alcanzaremos - nada más ni nada menos. Caminaremos por la vida felicitándonos por nuestra ética superior, deplorando a quienes no ven la luz y resintiendo a quienes no comparten nuestros sacrificios. Pero la desolación de nuestra victoria se hará más evidente con el tiempo, mientras el mundo arde a nuestro alrededor y nuestra necesidad profunda, de saber más allá de la duda que estamos contribuyendo a un mundo más bello, no se cumple.
Un lector me escribió una respuesta intensamente crítica a un artículo que escribí sobre la República Democrática del Congo, diciendo que mi mención de los señores de la guerra allí refuerza la narrativa de los salvajes Africanos que necesitan la ayuda del hombre blanco y que obscurece la culpabilidad de los perpretadores reales en las compañías y salas de juntas occidentales. De hecho, la primera parte del artículo estuvo dedicada a los orígenes externos del problema en el colonialismo, esclavitud, minería y finanzas globales. Escribí que bajo nuestro sistema económico y financiero actual, siempre existirá un Congo. Incluso explícitamente critiqué el modelo mental del "Gran Blanco Salvador". entonces ¿por qué estaba enojado realmente el lector?
Mi diálogo posterior con el lector me dio una clave a lo que podría ser. Le respondí que estaba de acuerdo con que los señores de la guerra son víctimas como también perpretadores, pero que esa misma cosa puede ser dicha para los CEOs y banqueros, y puede ser dicha también para todos nosotros que usamos los teléfonos celulares hechos con minerales raros extraídos de la tierra, con gran violencia, desde lugares como DRC. Todos somos víctimas y perpetradores también, dije. El verdadero culpable es el sistema, entonces, cualquier estrategia que vea como culpables a un cierto grupo de personas dañadas está equivocada y finalmente fallará.
La respuesta enfureció a mi crítico: "¿Cómo se atreve a crear cualquier equivalencia emocional entre estos señores de la guerra en sala de juntas que a sabiendas está perpretando la miseria de millones de personas y el consumidor ordinario usando un teléfono celular? Estas personas deben ser expuestas, juzgadas y obligadas a rendir cuentas."
Aha, pensé. La razón por la que está enojado es que mi artículo no valida su rabia arrogante. Por supuesto los trabajos del sistema en todos los niveles, incluyendo la sala de juntas, necesitan exposición. Pero si ese esfuerzo surge de la suposición de que estas son personas reprobables, y que castigarles y "obligarlas a rendir cuentas" fundamentalmente resolverá el problema, entonces dejaremos el núcleo del problema intacto. Pueden ser mejoras temporales, localizadas, pero la marea principal - una marea de odio y violencia - seguirá aumentando.
Algunas personas siempre se enfurecen al leer cualquier cosa que no apoye de alguna forma la historia de "Aquellas personas horribles allá afuera deben ser detenidas". Ellos desplegarán epítetos como "inocente" o acusarán al escritor de ser el mismo un vendido, un racista, o un incauto por su incapacidad de ver el mal de quienes están en el poder. (Este crítico insinuó que estaba suavizando mi narrativa con el fin de hacerla aceptable a los guardianes de revistas prestigiosas). Realmente, ellos solamente están defendiendo su historia. La vehemencia de los ataques también revelan una dimensión personal, emocional para su actitud defensiva. Ver unas pocas personas horribles como el problema lo pone a uno mismo en la categoría de "buena persona" y excusa la propia complicidad. Cualquier amenaza a la historia es así una amenaza a la propia bondad y auto-aceptación, que se siente como una amenaza a la supervivencia de si mismo, de ahí su respuesta feroz.
Por lo general, la forma en la que uno se defiendo de alguien que cree que uno es malo es nivelar los mismos cargos contra el atacante. Mire las secciones de comentarios en artículos en línea. Aunque las opiniones superficiales en un sitio de derecha o de izquierda podrían ser opuestas, la narrativa subyacente es la misma: el otro lado es deficiente en las cualidades básicas de la decencia humana. Ellos son ignorantes, arrogantes, estúpidos, inmogales, inexcusables, enfermos. No es solamente en política - lo mismo sucede en cada debate polarizado. El físico Max Tegmark, co-autor de la Encuesta  del MIT sobre Ciencia, Religión y Orígenes (ateo el mismo), se sorprendió frente a los comentarios mordaces no solo de fundamentalistas religiosos, sino aún más de los ateos. El comentó: "no puedo evitar sorprenderme por cómo algunas personas de los extremos religiosos y anti-religiosos del espectro comparten similitudes inquietantes en su estilo de debate".
Obviamente ambas partes no pueden tener razón en la tesis implícita de que su lado comprende una mejor clase de ser humano. Es por esto que es tan fructífero reunir en una sala oponentes que se han demonizado unos a otros y crear condiciones en las cuales su humanidad mutua se haga evidente - como escucha profunda o suspensión temporal de juicios. Israelíes y Palestinos, activistas pro-libre elección y anti-aborto, ambientalistas y funcionarios corporativos, aprenden que su explicación conveniente de "ellos simplemente son malos" es inválida. Ellos pueden conservar sus diferencias de opinión y los sistemas m´s grandes que generan sus conflictos de intereses pueden permanecer en su lugar; ellos pueden aún ser oponentes, pero ya no serán enemigos.
Cuando las dos partes de una controversia se delitan en la derrota y la humillación del otro lado, de hecho, ellos están en el mismo lado: el lado de la guerra. Y sus desacuerdos son mucho más superficiales que su acuerdo no declarado y usualmente inconsciente: el problema con el mundo es el mal.
Este acuerdo es casi ubicuo. Observe la trama de tantas películas de Hollywood donde la resolución del drama viene con la derrota total de un chico malo irredimible. Desde películas de alto concepto como Avatar, hasta películas para niños como El Rey León o ¡Rompe Ralph!, la solución al problema es la misma: conquistar el mal. Significativamente, el tipo de película que más frecuentemente tiene esta línea de trama, además de las películas infantiles son las películas de "acción". No es de extrañar que derrorar al chico malo a menudo se convierte en la suposición programática incuestionable detrás de toda clase de acción política. No necesito mencionar que es también la mentalidad definitoria de la guerra. Y desde que la etiqueta "malo" es un medio de crear un "otro", uno puede también decir que es la mentalidad definitoria de nuestra relación con todo lo demas que hemos hecho otro: la naturaleza, el cuerpo, minorías raciales y demás. 
Más sutilmente, las nociones occidentales de historia y trama tienen una clase de guerra construida en ellas como parte del estandar de la estructura narrativa de tres actos o de cinco actos, en la cual un conflicto surge y es resuelto. ¿Hay otra estructura posible que no es aburrida, que aún califica como una trama? Si. Como el bloguer "Still Eating Oranges" observa, en la historia de Asia Oriental la estructura de historia llamada Kishōtenketsu en Japonés no está basada en el conflicto. Pero nosotros en occidente casi que universalmente experimentamos una historia como algo en lo que alguien o algo debe ser superado. Esto seguramente da color a nuestra visión del mundo, haciendo que el "mal" - la esencia de lo que debemos superar- parezca casi una base natural para las historias que construimos para comprender el mundo y sus problemas.
Nuestro discurso político, nuestros medios, nuestros paradigmas científicos, incluso nuestro lenguaje nos predispone a vre el cambio como el resultado de lucha, conflicto y fuerza. Para actuar desde una nueva historia y para construir una sociedad sobre ella, requiere una transformación al por mayor. ¿Nos atrevemos a hacerlo? ¿Y qué si me equivoco? Vamos a mirar más profundamente en la naturaleza del mal.

Notas:

24. Max Tegmark, “Religion, Science and the Attack of the Angry Atheists,” Huffington Post (February 19, 2013).
25. “The significance of plot without conflict,” posted on Tumblr, June 15, 2012.

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