vendredi 14 avril 2017

Me declaro Aprendiz

“El estrés se da porque no comprendemos”- Sesha

El no entendimiento de lo que ocurre en mi vida, hace saltar los plomos de mi sistema, provocando un cúmulo de gran peso en la mochila de mis resistencias. El estrés es un estado que camuflamos con múltiples nombres, pero si lo llevamos al mundo del movimiento, se simplifica en una sola palabra: RESISTENCIA.
Resistirnos ante lo evidente, negarnos el movimiento de la realidad y evitar entrar en lo que desconocemos y no manejamos, crea un estado permanente de estrés.
Lo único que puede disolverlo es la frecuencia de la comprensión.
Si comprendo, no es necesario entender, pero sí preciso ser fiel al movimiento de la vida. Necesitamos sintonizarnos con la fluidez de los hechos; esa sabiduría que nos guía, que quiebra nuestros esquemas y nos fortalece.
Fluir es un compromiso con el Aprendiz que vive en nosotros.
Es un pacto con la permanencia de nuestra presencia. Una presencia que está vinculada directamente con la realidad. Un vínculo creado por las relaciones abiertas, honestas y humildes, desde nuestro corazón a cada espacio que la vida brinda en nuestra corriente personal.
Quien se posiciona en el Aprendiz, su movimiento muestra una entrega continua a lo que hay sin cuestionamiento ni comparación con otras realidades. Quien se declara Aprendiz, toma cada momento como la mejor lección personal a vivir. Lo que toca es lo que ama, y lo que ama es sin duda a sí mismo.
Un Aprendiz experimenta y nunca deja una oportunidad de reconocerse en lo que ocurre. No corta su vida en asignaturas ni en tiempos muertos. Concibe la vida como un hilo conductor que tiene sentido debido a la presencia de cada pequeño punto. Para él, las sombras que tanto aparecen en su bagaje son la Biblia de su habilidad humana.
Un Aprendiz no reclama a la vida, sino que agradece cada hecho.
Y por ello, hoy me declaro Aprendiz pues es mi meta, es lo que elijo y es desde donde comienzo a moverme desde este momento.

¿Queréis saber de dónde parte todo este movimiento? 

Tras un tiempo dedicado a la observación de mis movimientos a nivel físico, mental y emocional de mi día a día, he sido consciente de una perspectiva diferente.
Mientras los asuntos a atender se iban solapando y acumulando en la lista diaria, una gran cantidad de información viajaba de mi parte inconsciente a la consciente.
Era algo así como si las situaciones vividas, fueran tirando de un hilo y poco a poco éste desvelara las verdades ocultas en rincones dormidos de mi propia mente.
En especial, he ido sintiendo un bombardeo de emociones que me costaba identificar como mías. Jamás me había visto engullida por un magma pegajoso de sentimientos sombríos que habían sido despertados por mí misma. Es fácil vivir estas sensaciones ante la realidad del exterior. Las injusticias y la falta de amor de la sociedad han provocado grandes descubrimientos como vía de canalización del dolor que me provocaba. Pero esta vez, había algo muy diferente.
Noelia no era capaz de reconocerse, y sin embargo sentía que era algo que brotaba de ella. No era ajeno.
Podría hablar de un naufragio de mis sueños, sumado a una caída libre en la realidad de mi presente.
Presente… ¿cómo estoy viviendo la realidad?. Esta pregunta me lleva directa a la frecuencia de la fluidez. Nunca había sentido que una situación podría paralizar mi movimiento. ¿Cómo puede ser que exista un peso capaz de borrar el rastro de mi destino? ¿Cómo es posible que me resulte tan dificultoso permitir que mi movimiento natural encuentre su cauce?
Cuando las circunstancias están tocando partes de nosotros nucleares que nos conectan directamente con el sentido de nuestra propia existencia, aparecen sensaciones y experiencias extremas, las cuales son uno de los retos más profundos y desafiantes.
Entonces nuestro movimiento, se convierte en un espejo imposible de manipular. Muestra lo real, y te da la oportunidad de cambiar tu forma de vivirlo desde la autenticidad, pues con resistencia sólo te hundirás más en el lodo de la negación a lo que es.

Hasta ahora las situaciones que se presentaban tenían que ver mucho conmigo. Eran dificultades directas, y yo era la responsable de lo que hacía en torno a ellas. Sin embargo, cuando lo que sucede no depende de ti, sino que te conviertes en un segundo plano, aunque implicado hasta lo más hondo, todo cambia.
Mi situación familiar me está aportando una gran maestría en reconocer todo lo que se mueve en mí. Escoger acompañar a mi familia en uno de sus retos más fuertes de enfermedad ha sido una elección que no tiene cuestionamiento. Esta oportunidad me ha ayudado a vivir la entrega desde un espacio de profundo amor, no cabe la menor duda. El hecho de escuchar una sentencia de muerte en un tiempo escaso cambia la perspectiva de las prioridades en tu vida. Y es entonces cuando la poderosa capacidad del ser humano se manifiesta. La entrega crea vida. Claramente es lo que hicimos. La unión familiar consiguió lo improbable. ¿Y ahora qué? Desapareció la prisa. Ya no hay fecha ni sentencia. Entonces, ¿por qué me siento tan enganchada a esta realidad? ¿por qué no encuentro la forma de desplegarme y seguir caminando sin perder el vínculo?
¿Qué ocurre cuando tomamos contacto con la realidad?
Nos enganchamos a ella, parece que fuera la única visión posible, la única forma de vivirla.
Es lo que me ocurre. Todavía no encuentro la forma de continuar con mis proyectos personales al mismo tiempo que acompaño a mi familia.
Cuántas veces huimos de una situación de nuestra vida por miedo a lo que pueda ocurrir y cuándo nos decidimos a vivirla, nos seduce tanto que nos volvemos dependientes de ella o somos incapaces de salir de ahí.
En mi caso, la realidad me está proponiendo una vuelta al origen. Una vuelta al origen en varios aspectos. Primero, de forma literal, pues retomo un contacto y una relación con las personas que me crearon. Y segundo, me brinda un nuevo punto de partida. Ahora toca volver a aprender. Me siento como un niño comenzando a dar sus primeros pasos. Confieso sin miedo que siento saber menos que nunca. Cuando trato de entender y forzarme a tomar una dirección, lo único que consigo es aumentar mi nivel de estrés.
Vivo varios movimientos dentro de mí. Por una parte sé que el hecho de entregarme a mi familia me concede una perspectiva de vida que nunca hubiera descubierto si estuviera siguiendo mis pasos en soledad. En ella contacto con una realidad física que habla por sí misma, una vida sedentaria con molestias físicas importantes. Por otra parte, siento la necesidad de dar espacio a nuevos movimientos pues la pérdida de los espacios por los que tanto he trabajado es inminente.
Dos fuerzas que tiran de mí y lo único que consiguen es paralizarme dentro del lodo de mi visión de la realidad.
¿Y entonces?
Me declaro Aprendiz… estas palabras resonaron con gran fuerza en mi cabeza mientras contactaba con mi corazón hace dos noches antes de acostarme. De pronto, algo en mi cuerpo se relajó. Las lágrimas emanaron de un nudo interno. Por fin la comprensión había soltado la soga entre esas dos partes de mí.
Aprendiz… eso es. No hay prisa. No hay juicio. Tan sólo movimiento. Me entrego a mi familia al mismo tiempo que me entrego a mi propia comprensión. Sin presión, decido seguir en contacto con la vida. Presente en ella. Cuando consiga la total entrega en ambas direcciones podré sentir la fluidez, la compenetración entre mis proyectos y los que la vida me depara.
No necesito entender. Tan sólo estar atenta a las enseñanzas que aparecen en los lugares más inesperados, los cuales muchas veces, son aquellos en los que menos sé cómo actuar.
¿Y cómo se consigue?
La comprensión comienza con la presencia ante lo que no entiendes.
Una vez aventurados al movimiento de nuestra presencia, necesitamos tomar espacio con la emocionalidad de la situación. Encontrar la distancia con las circunstancias crea la posibilidad de la no implicación y la total entrega. Quien se entrega no se aferra al hecho sino que se disuelve en la acción y entra en el movimiento de la propia realidad.
¿Y todo esto para qué? ¿cuál es el fin?
Mantener el vínculo. Tan vital es no perder el contacto con la realidad, como mantenerlo con nosotros mismos. Muchas veces, evitamos o nos resistimos a vivir la realidad por temor a soltar lo inevitable, a perder lo que sostenía nuestro castillo en el aire, o por miedo a ser conscientes de que lo que está ocurriendo está fuera de lugar.

Vuestra danza me ha vuelto a mostrar físicamente lo que ya sabía pero que tanto me está costando. La vida no deja de ser ella misma para atender las necesidades de cada ser. ¿Qué sería de ella entonces?
La vida es ella misma en todo su esplendor, y el hecho de acompañar a cada uno de sus “hijos” la hace brillar con más fuerza, entregando más presencia a esa parte que la hace única.
Cuando danzamos en su rol, podemos ser conscientes de la diferencia.
La vida es puro aprendizaje. Desaprovechar una experiencia y ocupar la apertura a lo nuevo por el control de lo conocido es un lujo que no merecemos.
He vuelto a ser consciente que sólo puede darse una auténtica coexistencia con la vida cuando hay un vínculo en constante expansión y movimiento. Ese vínculo está unido a mis raíces, pero no puede descompensarse ni en una ni en otra dirección. Cada situación límite es una llamada al nuevo posicionamiento del aprendiz. Escucha la nueva propuesta, la nueva rotura de esquemas, date a su movimiento, mantén tu dirección interna y ábrete a la nueva lección que te espera.
Sólo a través de esta disposición al movimiento de la vida seremos capaces de encontrarnos y reconocernos desde una realidad que parte de la semilla del amor. 
Existen infinitas realidades, pero, más que ello, lo que busco, es aquello que las sostiene a todas, ese espacio de validez y comprensión.
Y digo validez muy conscientemente, pues sólo nosotros podemos entregarnos esa valía que como humanos nos hace continuar con nuestro proceso con total humildad. 
La fluidez sigue mostrándome el camino, la cualidad de no apresurarse y de la plena disponibilidad a la siguiente lección de vida.
Que la vida siga recordándonos que no hay nada más bello que seguir aprendiendo y amándonos por ello.
Lindo viaje
Con amor, respeto y admiración
Noelia

Tomado de: http://www.inspiracionenmovimiento.com/me-declaro-aprendiz/

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