La
relación del Coach y el Coachee se desarrolla por medio de conversaciones
basadas en la confianza y en la confidencialidad, en las que se va co-creando
un campo de aprendizaje mutuo.
El
progreso general del coaching avanza mediante el aumento del nivel de auto-consciencia
en el Coachee, quien mediante la observación y la reflexión, pone a prueba su propio potencial, conecta
con lo mejor de si mismo activando sus recursos y mejora su rendimiendo.
El Coachee se hace
cargo de su propio proceso de aprendizaje, es quien da la dirección, el Coach
lo acompaña y lo apoya.
En
un proceso de Coaching, la relación comienza con la definición de la brecha de
aprendizaje, es decir, un reconocimiento de su estado actual y su visión del
estado deseado respecto al ámbito de conocimiento.
Conocer
el estado actual se refiere a ser consciente de la incompetencia y desde allí,
poder asumir una posición de aprendiz.
A partir
de esta brecha de aprendizaje, el Coachee, con el acompañamiento de su Coach,
reconoce sus recursos, aprende de sus respuestas, genera alternativas para incorporar
habilidades y transitar el camino hacia la competencia.
Conociendo
la alternativa seleccionada y con un foco en mente, se diseñan acciones
efectivas que poco a poco generan un aprendizaje transformativo y mejoran el
rendimiento del Coachee.
Los
ciclos se cierran con reflexión respecto a lo que sucedió y seguimiento para
reforzar lo aprendido.
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